Clara Brugada es una estadista de verbo fácil y sólida formación. Ha construido su carrera política en la alcaldía de Iztapalapa a la que llegó después de que Juanito ganara las elecciones de 2009. Raro pero es así: Juanito gana unas elecciones pero es Brugada quien asume el cargo de alcalde. Brugada gana unas elecciones que había ganado Juanito: hábil política capaz de ganar elecciones sin presentarse. Hay que reconocerle el mérito y buen hacer al servicio de lo imposible. Después de unos días desaparecida, este miércoles se presentó en la FIL que es el lugar oportuno en donde puede desplegar todo su talento. Brugada además es una mujer de ideas fijas, pétreas e inamovibles, por las que es capaz incluso de ofrecer su vida. Una mujer de convicciones e ideales sólidos. Desde su entrevista con Joaquín López-Dóriga, el 22 de noviembre, nada se ha sabido de Clara Brugada hasta hace dos días. La conversación con el periodista interesa porque da la talla política de quien gana elecciones sin presentarse. Dóriga le preguntó a la candidata de Morena a la jefatura del Gobierno de la Ciudad de México porqué había sido elegida cuando había perdido las encuestas por 20 puntos con Omar García Harfuch. Hasta aquí, un cuestionamiento previsible y razonable. Haciendo gala de su verbo fácil y sólida formación, Brugada contestó que la verdadera encuesta es el día de las elecciones y que esa la tiene ganada y en consecuencia ella también ha ganado a Harfuch. El periodista comentó que esa respuesta estaba muy bien, pero que no había contestado a su pregunta. A lo que la entrevistada dijo que por supuesto que había contestado la pregunta y que además ella es muy amiga de López Obrador, Gutiérrez Muller y Claudia Sheinbaum. López-Dóriga, mirándose los calcetines, parecía que no entendía la respuesta a la pregunta formulada, como si le hablaran de puercos volando cuando sólo había preguntado por el resultado de América-Cruz Azul.
Opinión
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Pero Brugada que no da puntada sin hilo llevaba al periodista al terreno en el que se encuentra cómoda. Una vez que Dóriga le reclamó por no haber respondido, Brugada lo acusó de misógino. La candidata esperó el momento que consideró adecuado para hacerse la agredida por ser mujer aunque resultó que no era el momento. No es difícil imaginar a sus asesores aconsejándole que a la mínima incomodidad acusara al entrevistador de misógino. López Dóriga reaccionó con indignación ante la acusación y recondujo con profesionalidad el incidente. La mala educación de Brugada exhibe el tenor de la campaña para la jefatura de la Ciudad de México. El feminismo sin sentido, vacío y falso, opera en contra de las mujeres. Seguramente por eso, el equipo de Brugada decidió retirarla de circulación hasta que pasara el vendaval.
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Pues parece que ya ha pasado y la solvente candidata ha decidido retomar sus actividades electoreras. Brugada ya ha exhibido su estrategia: acusar de misoginia y machismo cuando no tenga respuestas o no quiera darlas. Nada mejor para reaparecer que en la FIL donde puede compartir sus muchas lecturas y autoras favoritas con un público exigente y culto.