La derrota es ¿huérfana?

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“Me parece que es un poco el momento en que ellos decidieron mandar la cantidad de jugadores que tienen en los clubes europeos, eso es lo que hace un poco la diferencia”: Jaime Lozano, marzo 24 de 2024.

Así fue el primer análisis del director técnico de la selección mexicana luego de perder con los Estados Unidos y sumar siete partidos sin victoria ante los norteamericanos. Para mí esto es un mal diagnóstico y una evaluación superflua a la realidad del “equipo de todos”.

El hecho de que, de los 23 jugadores convocados de Estados Unidos, 21 juegan en las mejores ligas europeas, no se supo un día antes, ni una semana antes, se sabe desde hace mucho tiempo, por lo tanto, que hoy nos digan que esa fue la causa de la derrota, solo me hace pensar o que hay un desconocimiento terrible del rival, lo cual no creo, o que existe muy poca autocrítica y eso sí lo pienso.

Está claro que Jaime Lozano no es el único responsable de la derrota, pero sí carga con gran porcentaje de ella, porque si sabes que el rival tiene a los jugadores en las mejores ligas del mundo, es tu trabajo como director técnico encontrar los puntos donde puedes atacarlos y hacerles daño, es tu trabajo como seleccionador escoger a los elementos que pueden nulificar y sacar ventaja de otro tipo de condiciones, y visto lo visto, no hubo tal labor, pues pasaron casi 70 minutos antes de que México tuviera un tiro al arco.

Desde luego que se puede coincidir o no de si tal o cual jugador merece estar en la selección o no, pero eso no quita los errores que desde la banca puedan generarse, aunque esto no exime de ninguna manera a un grupo de jugadores que se han apoderado de la selección.

Hace años leí a muchos criticar al Barcelona porque Messi lo había tomado como prisionero y acusaban al argentino de poner y quitar entrenadores y futbolistas según su cercanía o lejanía con ellos. Hoy en la selección aparentemente es lo mismo, no podemos olvidar que este mismo grupo de jugadores, ya se cargó con el proceso de Osorio, de Martino, la breve estancia de Cocca y hora Lozano, a quien en teoría ellos mismos pidieron y apoyaron para que continuara como entrenador.

Son los futbolistas los que ejecutan en la cancha y si Jorge Sánchez que jugó los 90 minutos o Uriel Antuna que lo hizo durante 65 no son capaces de explicar por qué fueron derrotados, entonces estamos ante jugadores que además de poco autocríticos, son cero analíticos y lo peor que puede pasar en cualquier ámbito de la vida es no entender ni aprender de los errores.

Si bien para mí los máximos responsables están en el terreno de juego, también no podemos dejar de lado la carga debe llevar las decisiones de los directivos. Son ellos quienes no han sabido diseñar y ejecutar proyectos donde haya mejores captadores de talentos, mejores formadores y mejores instructores que descubran, forjen y eduquen a futbolistas en toda la extensión de la palabra y por si fuera poco, los pocos que logran medio sacar los venden a precios de oro cuando no han jugado ni cincuenta partidos en primera división. Bien dicen que la victoria tiene muchos padres y que el fracaso es huérfano, pero en este caso y ante lo sucedido, parece a la inversa: la victoria es producto de una casualidad y no consecuencia de un trabajo y la derrota sí tiene muchos padres hacia donde apuntar. Por lo tanto, si México quiere recuperar el lugar que una vez tuvo hay que trabajar primero en los futbolistas y después fijarse bien a quien ponen a pilotear la nave porque con análisis como el de Lozano, también queda claro que dejan mucho que desear. Mientras que la pelota siga rodando.

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