Bolivia entre el caudillo y el Presidente

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El pasado 26 de junio nos enteramos por redes sociales, medios de comunicación y transmisiones por Facebook de ciudadanos bolivianos, de que se estaba llevando a cabo un Golpe de Estado y fuimos testigos en tiempo real del diálogo que sostuvo el presidente Arce con el General Zúñiga a quien le instruía retirar las tropas el Palacio de Gobierno y le exigía deponer las armas, también fuimos testigos de la conferencia de prensa que el general Zúñiga dio a los medios de comunicación locales explicando las motivaciones que generaron ese levantamiento militar y su deseo de restaurar la institucionalidad y la democracia en Bolivia.

Observamos también como hoy un mensaje en la plataforma X puede movilizar a miles de personas y a su vez puede inducir criterios a los ciudadanos con llamados a la movilización, pero también con llamados a la no movilización y ese papel lo estuvo jugando el expresidente Evo Morales.

Observamos en vivo incrédulos, como el presidente Arce destituyó al general golpista, también a toda la cúpula militar y eligió una nueva cúpula militar y a su vez recibió el respaldo de los movimientos sociales y del partido político al cual pertenece y finalmente observamos la detención del general Zúñiga, el retiro de las tropas de la plaza de Murillo y las denuncias de este mismo general culpando al Presidente Arce de haberse puesto de acuerdo con él para llevar a cabo este intento de Golpe de Estado y subir su popularidad hoy muy baja entre las y los ciudadanos bolivianos.

A lo largo de estas horas de manera instantánea conocimos la posición de la Organización de Estados Americanos, los posicionamientos de los presidentes de España, Colombia, Chile, México, Brasil, Honduras, Estados Unidos; de organizaciones internacionales como la Internacional Socialista y la Alianza Progresista de las Américas, también leímos posicionamientos de partidos socialistas, socialdemócratas y de izquierda de América Latina y de otras latitudes del mundo, quienes de manera unánime condenaron el intento de Golpe de Estado contra el presidente Arce y el gobierno de Bolivia.

Ya han pasado varios días y todo parece indicar que Bolivia regresó a la paz y la tranquilidad que se había vivido antes del golpe, pero estamos equivocados, ya que este país andino pasa por una crisis política generada por el enfrentamiento entre el actual presidente Arce y el expresidente Evo Morales.

Una de las motivaciones pretextadas por el general Zúñiga para intentar este Golpe de Estado, ya que semanas anteriores este mismo militar expresó su desacuerdo con el intento o la declaración del presidente Evo Morales de volverse a presentar a las próximas elecciones como candidato a la presidencia, en un claro enfrentamiento con el actual presidente de Bolivia que tienen ambos en el seno del partido – movimiento; al que ambos pertenecen, al mostrar sus diferencias muy claras tanto en la forma de gobernar como en los proyectos que se están impulsando.

Es de todos conocido que las diferencias entre ambos dirigentes ya tienen más de 6 meses y que sean profundizado conforme se acerca el proceso electoral ya que desde la perspectiva del expresidente Evo Morales, la conducción del gobierno no ha respondido a los intereses comunes de la sociedad boliviana y señala al presidente actual de desviar recursos públicos, de no continuar con políticas sociales y económicas que ha impulsado, pero sobre todo se ha alejado del proyecto fundacional del movimiento que él encabezó y que si bien se ha logrado gobernabilidad y estabilidad mejor a las que se obtuvo en la administración del expresidente Morales este considera que el actual presidente ha pactado con aquellos actores políticos y económicos oligarcas que durante su administración buscaban la separación del Estado boliviano.

Desde la perspectiva del expresidente Evo Morales, el presidente Arce está más cercano a los sectores oligárquicos que generaron el Golpe de Estado en 2019 el cual lo llevó al exilio en México y su posterior retorno a Bolivia tras el proceso electoral el cual fue electo presidente, ante el intento de Evo Morales de ir por un periodo más aun contraviniendo la constitución que el movimiento y él impulsaron en los últimos años.

Parece que los liderazgos fuertes que comenzaron algunas transiciones en nuestra América carecen de talante democrático y creen que ellos y solamente ellos pueden conducir los destinos de su país, porque creen que ellos y solamente ellos encarnan en el proyecto de nación que el pueblo necesita y eso está generando algunos problemas, en algunos países de nuestra América.

Un caso anterior es Ecuador que tras la salida del presidente Correa designo como sucesor a Lenin Moreno, este último marcó su distancia y con ello un enfrentamiento que generó la pérdida del gobierno por parte del partido del expresidente Correa al grado de impulsar una nueva fuerza política y enfrentarse a su anterior partido y perder el gobierno, ya que bajo la idea de este liderazgo – Correa- fuerte sólo él puede gobernar, nadie más que él, porque él solamente puede interpretar las aspiraciones del pueblo ecuatoriano y así podríamos hablar de personajes que se asumen interlocutores del pueblo, como lo son el presidente Nicolás Maduro de Venezuela, el presidente Daniel Ortega de Nicaragua y el presidente Nayib Bukele de El Salvador lo que genera inestabilidad, ingobernabilidad y por ende problemas sociales muy graves en esta región.

Mencionó los casos anteriores y pongo de referencia a la situación en Bolivia porque México podría transitar por ese mismo camino por el que ya transito Ecuador, Venezuela y Nicaragua y por el que está pasando Bolivia y que podían poner en riesgo la estabilidad y la gobernabilidad del país, por el supuesto derecho a disentir que dicen tener estos expresidentes y que el presidente López Obrador también lo ha manifestado.

Esto abre un grave riesgo para nuestro país ya que no pareciera haber un retiro, como tampoco los hubo en los ejemplos mencionados, sino que su activismo y su supuesto derecho a disentir los vuelve a la política, a opinar y creerse que ellos y solamente ellos encarnaran el proyecto de nación que el pueblo requiere, vaya barbaridad antidemocrática.

Esta claro que estos caudillos latinoamericanos no son demócratas, incluyendo a nuestro representante mexicano y el lidiar con ellos no permite un gobierno propio sino dependiente y cuando se contraviene al líder, quien paga los platos rotos son las sociedades.

La presidente virtual, vive ese riesgo más allá de que declare que marcar su raya con AMLO es marcar su raya con el pueblo de México, como si AMLO encarnara al pueblo, vaya barbaridad antidemocrática.

No solo Bolivia está entre el caudillo y el presidente, también nuestro país.

Por José Irán Moreno Santos
Presidente Fundación de Estudios Políticos Económicos y Sociales Progresista

@iran_moreno

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