Lo que parecía una fosa más en Jalisco ha destapado uno de los horrores más estremecedores en la historia reciente del país. Ya suman 235 bolsas con restos humanos extraídas de los dos predios localizados en la zona de Las Agujas, en Zapopan. La barbarie no tiene precedentes.
Este jueves se recuperaron otras 12 bolsas en el segundo predio, alcanzando un total de 66 solo en ese terreno, al que las autoridades ingresaron desde el pasado 1 de julio. Estas se suman a las 169 bolsas localizadas desde febrero en el primer punto intervenido.
Hasta el momento, el saldo provisional es devastador: al menos 38 víctimas, de las cuales 18 han sido preidentificadas por tatuajes y otras señas particulares, según lo confirmó el vicefiscal ejecutivo en investigación criminal, Alfonso Gutiérrez Santillán. Sin embargo, advirtió que esta cifra podría cambiar conforme avanza el análisis forense.
“Queremos ser muy prudentes con este tipo de información porque está cambiando”, explicó, sin ocultar la magnitud de la tragedia.
El hallazgo se extiende más allá del primer terreno, pues la fosa descubierta por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco en la zona externa forma parte de la misma carpeta de investigación. Todo indica que se trata de una sola megafosa, oculta a plena vista en una zona intervenida por desarrolladoras inmobiliarias.
La Comisión Nacional de Búsqueda ha desplegado equipos especializados, como georadares y retroexcavadoras, para continuar el trabajo en el exterior del predio. Pero las labores se han vuelto más complejas: el interior de la fosa ya llegó a su límite, y ahora toda la esperanza recae en lo que pueda encontrarse en el perímetro.
El Coordinador Estratégico de Seguridad en el estado, Roberto Alarcón Estrada, confirmó que los restos están siendo procesados en el Instituto Jalisciense de Ciencias Forenses, donde se trabaja contra reloj para tratar de identificar a las víctimas de esta pesadilla.
Pese a la gravedad del caso, no hay hasta ahora una sola línea oficial que apunte a qué grupo criminal estaría detrás de estos homicidios masivos e inhumaciones clandestinas. El silencio en torno a los responsables solo profundiza la desesperación de las familias y alimenta el terror de una sociedad cada vez más golpeada por la violencia.
Jalisco vuelve a ser escenario de un infierno impune. ¿Cuántas fosas más quedan por descubrir?
