Entre 2018 y 2023, el número de tomas clandestinas de Gas Licuado (LP) reportadas por Petróleos Mexicanos (Pemex) aumentó más de mil por ciento, pasando de 222 a 2 mil 470 en ese periodo. Esto significa que, en 2023, se localizaron tomas ilegales cada 3.5 horas.
En contraste, las tomas clandestinas de hidrocarburos, como petróleo, gasolina y diesel, bajaron 20% en el mismo periodo: de 14 mil 956 en 2018, a 12 mil 5 el año pasado. También hay cambios en la distribución geográfica de las tomas clandestinas: el llamado Triángulo Rojo de Puebla, en el que históricamente se robaba más hidrocarburos, hoy quedó fuera del radar, dando lugar a nuevos municipios con mayores tomas clandestinas.
En el municipio de San Matías Tlalancaleca (Puebla), el año pasado fueron detectados 106 ‘piquetes’, en el tramo del gasoducto que pasa entre casas con paredes de adobe y campos de agave, para llevar gas del Golfo al Occidente del país (Jalisco).
Estas tomas de gas son, difícilmente, herméticas, lo que facilita las fugas y la existencia de riesgos muy altos de accidentes. El negocio, sin embargo, es muy redituable: puede extenderse desde unos metros hasta varios kilómetros, complicando su detección.
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Veracruz experimentó un aumento del 90% en el robo de gas LP y, de acuerdo con información de la misma Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), habría 15 organizaciones delictivas disputándose el negocio de los hidrocarburos. El estado del Golfo de México es hoy la entidad con más robos de ductos de gas con mil 25 tomas localizadas a nivel nacional, desplazando a Puebla.