Este domingo 1 de junio, México vivirá una elección sin precedentes para renovar casi la mitad de los cargos del Poder Judicial federal. Un proceso complejo y poco conocido que ha generado desinformación, apatía y rechazo, mientras la oposición convoca protestas en contra de esta inédita jornada electoral.
Con cerca de 100 millones de ciudadanos llamados a las urnas para elegir 881 cargos federales entre casi 3,500 candidatos, el Instituto Nacional Electoral (INE) destina más de 2,400 millones de pesos para organizar esta elección, la cual, sin embargo, registra una previsión de participación muy baja, estimada entre el 8% y el 23% según diversas encuestas.
En el corazón de la Ciudad de México, frente a uno de los juzgados involucrados, Héctor Fernando Ramírez, bolero con 64 años y 20 años de experiencia, decidió no votar. “No tengo por quién hacerlo”, afirma, y considera que este ejercicio es una “pérdida de tiempo”, aunque reconoce que votar es una obligación ciudadana. Su postura refleja la confusión y desinterés que prevalece entre buena parte del electorado.
Para jóvenes como Víctor Hugo Buendía, abogado de 25 años, la principal dificultad de esta elección radica en la complejidad de las boletas y la escasa información disponible, sobre todo en comunidades rurales donde el acceso a los perfiles de los candidatos es limitado. No obstante, Víctor se muestra optimista ante la posibilidad de renovar el Poder Judicial y ejercer control ciudadano, aunque reconoce que aún desconoce a los candidatos locales en su distrito.
Los datos confirman la falta de conocimiento: según una encuesta de la Fundación Konrad Adenauer y Parametría, el 77% de los mexicanos no reconoce a ningún candidato en las boletas, y el 68% no distingue entre juez, magistrado o ministro. Esta confusión se traduce en un importante reto para el proceso democrático.
En las cercanías de la Suprema Corte de Justicia, ciudadanos entregan guías con recomendaciones para votar, denominadas “Mi pequeño acordeón para que avance la ‘Cuarta Transformación’”. Omar Eduardo, vendedor de servicios turísticos, asegura que esta es la única información que ha recibido, aunque probablemente anulará su voto porque no termina de entender la elección.
Asimismo, Flor, maestra de 34 años, ha optado por no votar como forma de manifestar su inconformidad con una reforma judicial que considera apresurada y mal planeada, sin tomar en cuenta factores clave para su éxito.
Esta jornada electoral que cambiará el rostro del Poder Judicial ocurre en un ambiente tenso, marcado por protestas convocadas por la oposición que rechaza el proceso y cuestiona la legitimidad de la reforma judicial. En medio de la desinformación y la apatía, México se enfrenta a un momento crucial para la renovación de sus instituciones y la consolidación de su sistema democrático.
