Ciudad de México, mayo de 2025 — La reciente aprobación de las “corridas de toros sin sangre” por parte del Congreso de la Ciudad de México ha encendido las alarmas entre los criadores de ganado bravo, quienes advierten que esta medida podría llevar a la extinción del toro de lidia en el país en un plazo de dos años.
La reforma, aprobada el pasado 18 de marzo, busca eliminar el tercio de varas, banderillas y la suerte suprema, elementos esenciales de la tauromaquia tradicional, y pretende extenderse al resto del país mediante una modificación a la Ley Federal de Bienestar Animal, la cual podría discutirse este mismo año.
Para las 257 ganaderías bravas que operan en México, esta nueva modalidad representa una amenaza directa a su subsistencia. Ramiro Alatorre, presidente de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia (ANCTL), aseguró que, en caso de aprobarse la reforma a nivel federal, “el efecto sobre el ganado bravo sería inmediato”, ya que el 90 % de los animales sería enviado al matadero en un periodo de uno a dos años.
Alatorre subrayó que el 95 % de estas ganaderías se dedica exclusivamente a la cría de toros de lidia y calificó la medida como una “prohibición velada”. Añadió que no fueron consultados por las autoridades y que no se les presentó ninguna propuesta alternativa para enfrentar el impacto económico y ecológico de la reforma.
Sergio Hernández, ganadero del centenario hierro de Rancho Seco, advirtió además sobre los riesgos físicos para el animal durante estas nuevas corridas, al no liberar endorfinas ni permitirle regular su respiración, lo que podría derivar en infartos durante la lidia.
El ejemplo de Quito, Ecuador, donde desde 2011 se aplican corridas sin muerte, es citado por los criadores como un antecedente negativo: la baja asistencia del público derivó en el cierre de la plaza de toros. En México, afirman, ocurriría algo similar, con la pérdida de las 118 mil cabezas de ganado bravo que actualmente pastan en 170 mil hectáreas del territorio nacional.
Los ganaderos también enfatizan el impacto ecológico: según estudios de la ANCTL, los ranchos de lidia albergan entre cuatro y cinco veces más fauna silvestre que otras propiedades rurales, y sostienen que menos del 8 % de los toros muere en la plaza, lo que permite mantener vivas al resto de las reses por cinco o seis años, frente a los 12 a 18 meses de vida del ganado destinado a consumo.
Julio Uribe, del hierro Torreón de Cañas, advirtió que, ante la falta de alternativas, se verán forzados a cruzar vacas bravas con sementales de carne, lo que implicaría la desaparición de la raza pura de lidia.
La incertidumbre crece entre el sector ganadero, mientras se espera que el Congreso de la Unión defina el futuro de la tauromaquia en todo el país.
