
Un niño de cinco años murió y su madre junto con sus dos hermanos resultaron heridos tras un ataque armado derivado de enfrentamientos entre grupos del crimen organizado en el municipio de Zitácuaro, Michoacán.
Víctimas civiles alcanzadas por el fuego cruzado
La Fiscalía General del Estado (FGE) informó que la familia viajaba a bordo de un vehículo sedán Volkswagen Jetta rojo cuando fue atacada con rifles de asalto por presuntos sicarios. El menor fallecido fue identificado como Evan Abdón “N.”, quien recibió un disparo en la cabeza.
Sus hermanos, Iván “N.”, de 4 años, y Celeste “N.”, de 10, resultaron heridos, al igual que su madre, Brenda Yaneth, de 25 años, quien fue trasladada a un hospital junto con los menores.
Violencia paraliza Zitácuaro
De acuerdo con la Guardia Civil, los enfrentamientos iniciaron alrededor de las 12:30 horas en el Libramiento Francisco J. Múgica y se extendieron a distintas colonias del municipio, incluyendo el Centro Histórico de Zitácuaro.
#FiscalíaMich 🚨⚠️ Realiza actuaciones por hechos registrados en #Zitácuaro ⬇️https://t.co/LMICYc5ehi
— Fiscalía General de Michoacán (@FiscaliaMich) June 20, 2025
Durante la jornada violenta, grupos armados incendiaron una tienda de autoservicio y un autobús de pasajeros. También forzaron a transportistas a bloquear carreteras de ingreso y salida a la ciudad, lo que paralizó por horas la movilidad en la zona.
Disputa entre cárteles en la región
Autoridades atribuyen los hechos a la disputa territorial entre el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y La Familia Michoacana, organización que cuenta con el respaldo de un grupo criminal regional conocido como el Cártel de Los Correa.
Según información oficial, el CJNG en esa región es encabezado por William Edwin Rivera Padilla, alias “el Barbas”, mientras que La Familia Michoacana opera bajo las órdenes de los hermanos Johnny “el Pez” y José Alfredo “el Fresa” Hurtado Olascoaga, considerados dos de los delincuentes más buscados por el Gobierno federal.
Llamado urgente a la pacificación
Estos hechos violentos vuelven a poner en evidencia la vulnerabilidad de la población civil frente a la violencia criminal en la zona limítrofe entre Michoacán, Guerrero y el Estado de México, donde los cárteles disputan rutas estratégicas para el trasiego de drogas y el control territorial.