Este domingo, México vivió una jornada electoral sin precedentes con la celebración de la primera elección popular para renovar jueces y magistrados del Poder Judicial. Aunque el ejercicio fue recibido con entusiasmo por algunos sectores ciudadanos, también estuvo marcado por la confusión, el abstencionismo y manifestaciones de rechazo.
Desde tempranas horas, miles de mexicanos acudieron a las más de 84 mil casillas instaladas en todo el país para elegir a los nuevos integrantes de la Suprema Corte de Justicia, así como a diversas magistraturas y juzgados federales y locales. En total, estuvieron en disputa 2 mil 681 cargos, de los cuales 881 corresponden al ámbito federal.
Uno de los puntos de votación más activos fue la casilla especial en la alcaldía Benito Juárez, en la Ciudad de México, donde ciudadanos como María Paz González, originaria de Michoacán, celebraron la oportunidad de renovar el Poder Judicial y combatir la corrupción. “Si ya nos dan nuestro apoyo y vamos con tantas ganas a recibirlo, ¿por qué no venir a esto (a votar)?”, expresó.
Su hija, Xóchitl Sofía Pérez, coincidió en que el ejercicio democrático representa una obligación ciudadana. Aunque notó una menor afluencia que en las elecciones presidenciales de 2024, destacó la participación activa de los votantes.
La presidenta Claudia Sheinbaum también acudió temprano a votar en la capital, y al salir de la casilla celebró con un enérgico “¡Viva la democracia!”.
Sin embargo, no todo fue celebración. En el centro de la Ciudad de México, ciudadanos convocados por grupos de oposición se manifestaron en contra del proceso electoral, al que calificaron de “farsa”. La marcha, que partió del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución, reunió a cientos de personas, como Julieta Elizondo, de 80 años, quien declaró: “Esta vez prefiero salir a protestar con el objetivo de no legitimar esta elección”.
A las voces críticas se sumó Adrián García, de 67 años, quien, aunque escéptico sobre los resultados de la marcha, insistió en que era necesario dejar un precedente: “El Gobierno debe saber que no tiene todo a su favor”.
La jornada también estuvo marcada por la confusión de numerosos votantes ante la complejidad del proceso y la escasa información disponible. Juan Rodríguez, de 64 años y con debilidad visual, dijo haber votado por los candidatos cuyos nombres recordaba de la televisión. Por su parte, Remedios Torres, de 30 años, calificó el proceso como una “pérdida de tiempo” debido al excesivo número de nombres en las boletas.
Con casi 100 millones de ciudadanos convocados a participar, las encuestas previas estimaban una baja participación, de entre el 10 % y el 20 % del electorado. Además, el proceso ha sido duramente cuestionado por académicos, organismos internacionales y asociaciones judiciales, quienes han señalado la complejidad de las boletas, la falta de información y el riesgo de que el crimen organizado infiltre al Poder Judicial.
Así, esta inédita elección judicial se desarrolla en un ambiente dividido entre la esperanza de una transformación en la justicia y el temor a una politización de uno de los poderes clave del Estado mexicano.
