El huracán Otis causó una devastación generalizada en el estado de Guerrero, dejando a un millón de personas afectadas. A pesar de las dificultades, la ayuda humanitaria comenzó a fluir con mayor coordinación ayer, gracias a las cadenas de apoyo en las que se involucraron dependencias, instituciones educativas, activistas y organizaciones.
Ayuda humanitaria sigue llegando
Toneladas de víveres y agua comenzaron a llegar de diversas partes del país, donde se abrieron centros de acopio. En la Autopista del Sol se hicieron filas de vehículos y camiones que desde la Ciudad de México llevaban agua, latas de comida, ropa y calzado.
La Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y la Secretaría de Marina (Semar) repartieron 11 mil despensas que se acabaron en minutos. En las próximas 24 horas distribuirán 120 mil despensas más en seis sectores del puerto.
México manda víveres
Además, habilitaron dos cocinas comunitarias para atender a 2 mil 500 personas al día, y una cocina móvil con capacidad para 4 mil 800 personas.
La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), encabezada por Rosa Icela Rodríguez, difundió videos en los que se observa la descarga de despensas y alimentos calientes desde el Aeropuerto Internacional de Acapulco.
La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) informó que envió 40 toneladas de ayuda para los damnificados. También la Cruz Roja Mexicana dio a conocer que envió dos tráileres con 75 toneladas de ayuda recolectadas en su centro de acopio ubicado en Polanco.
«Cada despensa se da en propia mano de las personas afectadas. Se encuentran 300 voluntarios en las zonas afectadas», reportó.
La ayuda humanitaria es fundamental para las personas que han perdido sus hogares, sus pertenencias y sus medios de vida. Sin embargo, es importante recordar que la recuperación de Acapulco será un proceso largo y complejo.
Las autoridades y la sociedad civil deben trabajar juntas para reconstruir el puerto y garantizar que las personas afectadas tengan acceso a los servicios básicos y a la ayuda necesaria para reconstruir sus vidas.
Por: Patricio Álvarez