Por más sorprendente que parezca, en pleno 2024 es legal poder cazar una Jirafa en África
En África sólo se puede hacer en Namibia, Zimbabwe y Sudáfrica. Y hay que comprar paquetes turísticos. Un guía pide una contratación mínima de tres días a un promedio de 300 dólares por noche que son 5 mil pesos mexicanos.
Y si se caza la jirafa, convertirla en un trofeo cuesta cerca de 3 mil dólares. A eso hay que agregar vuelos, hoteles, traslados, comidas, bebidas, municiones. Una cacería legal y «barata» de una jirafa costaría cerca de medio millón de pesos mexicanos por persona.
Pero fuera del circuito legal, en Congo o en Zambia, por ejemplo, el precio cae a la mitad. Y para muchos no sólo se trata de vacaciones “divertidas”, sino un negocio de muerte pujante: la piel moteada de las jirafas se usa para textiles exóticos, desde tapetes hasta sillones. La carne es vendida a restaurantes de lujo con clientes de gustos extravagantes, los huesos se usan para la medicina tradicional africana, los cuellos para trofeos, las colas como símbolos de buena suerte y las piernas para poner lámparas o cualquier otro adorno de interior.
Quienes más ganan con esa cacería ilegal son terroristas, quienes cobran un % de ganancias al cazador por protección. Ellos se encargan de sobornar a la policía y los guías clandestinos de consentir al cliente. Incluso, hay pandillas que cobran extorsiones a taxidermistas. La Oficina de la ONU contra la Droga y el Delito cree que las rutas para traficar con los restos de las jirafas cazadas ilegalmente son las mismas que usa el crimen organizado internacional para mover cocaína, es decir, surcos marítimos que conectan continentes.
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Es un negocio que no conoce fronteras y que, incluso cuando es legal, arroja datos muy preocupantes. Entre 2006 y 2015, los cazadores legales importaron a Estados Unidos 3 mil 744 trofeos de caza de jirafas, lo que equivale a más de una jirafa al día. Además, 6 mil 191 huesos tallados o completos y 3 mil 008 piezas de piel, según el gobierno estadounidense. En el mercado ilegal las cifran deben ser escandalosamente superiores. Esto ni siquiera calcula el tráfico ilegal de jirafas vivas para zoológicos privados.
Ante esto, las jirafas se han acelerado a la extinción. Son objeto del deseo del crimen organizado.