La Nochebuena, más que la flor de Navidad

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Se considera un regalo de México al mundo, pero esta planta simboliza además de una temporada, un elemento propio de nuestra cultura

Cuando inicia la época navideña nos damos cuenta porque los comercios comienzan a cambiar sus productos, pero también porque las casas y avenidas principales se visten de rojo, ya que son adornadas con una planta que todos identificamos desde la infancia. Ella adorna también las ilustraciones alusivas a la Navidad, se venden sus réplicas artificiales para que sean parte de los ornamentos del hogar, los centros de trabajo, plazas comerciales y calles.

Se trata de la nochebuena, una flor originaria de nuestro país y cuyo nombre en náhuatl es Cuetlaxochitl, que significa “flor que se marchita” cuyas referencias más antiguas se encuentran en antiguos códices mexicanos, recopiladas por fray Bernardino de Sahagún en su obra Historia de las cosas de la Nueva España, según Laura Trejo Hernández, especialista del Instituto de Biología, de la UNAM.

La flor de nochebuena a estado presente en nuestra cultura y de acuerdo al documento ya referido, se usaba con fines medicinales. Sin embargo no hay estudios concluyentes de ello y se pide cautela en su uso, porque de lo que sí hay evidencia, es que resulta venenosa para las mascotas que muchas veces en su curiosidad la mastican.

En inglés se le conoce como poinsettia, y es que la nochebuena ha llegado a casi todo el mundo al pasar de los años, pero ha sido hasta esta parte de la historia contemporánea que es ya un elemento de todas las navidades. A la llegada de los españoles y con la evangelización y el sincretismo religioso, se le empezó a relacionar con la celebración católica del nacimiento de Jesús.

De acuerdo a un estudio de la UNAM, muy probablemente los franciscanos, asentados en Taxco, retomaron el uso ceremonial que introdujeron en la celebración de la Navidad católica en su afán evangelizador. De ahí que Taxco sea considerado punto central de la Nochebuena desde el punto de vista biocultural.

Pero es hasta 1825 que la nochebuena saltó a la fama mundial, cuando el primer representante diplomático de Estados Unidos en México, Joel Roberts Poinsett al viajar por el país llegó a Taxco y descubrió la belleza de esta planta verde y roja con hojas que no se parecían a nada de lo que él, como aficionado a la botánica, hubiese visto antes. Por supuesto que se llevó sus plantas, como si hubiera ido un domingo a Xochimilco, y sorprendió a sus paisanos al regreso.

Y para 1929 en una exposición de plantas, flores y frutos de Filadelfia, se presenta la Poinsettia, que no era otra que la nochebuena, nombrada así en honor al diplomático naturalista. 

De acuerdo a datos del Fideicomiso de Riesgo Compartido, el cultivo de la flor de nochebuena es uno de los más importantes en el sector de plantas ornamentales en México, donde existen más de 100 variantes y cuya producción principal es en los estados de Guerrero y Morelos.

Pero más allá de los datos, la nochebuena es una planta que nos remite a la Navidad, a diversos recuerdos, a la pertenencia, cuando encontramos la flor adornando diversos lugares en otros países. La nochebuena va ligada con nuestros sentimientos y nuestras raíces, a ese color rojo único que tiene y que es un regalo de Navidad de México para el mundo.

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