Testigos advirtieron a las autoridades la presencia de un francotirador

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Estados Unidos sigue inmerso en la polémica tras el atentado contra Donald Trump que se saldó con una persona fallecida y dos heridas de gravedad, además de la muerte del agresor.

El francotirador, Thomas Matthew Crooks, de 20 años, fue abatido por el Servicio Secreto después de que disparara hasta en ocho ocasiones, una de las cuales rozó la oreja derecha del expresidente derramando sangre sobre su rostro, mató a un asistente al evento e hirió de gravedad a otros dos.

A lo largo del sábado y domingo, testigos presenciales aseguraron haber visto a un francotirador antes del mitin.  

Fuentes citadas por CNN afirman que Crooks fue visto por autoridades locales en las inmediaciones de los detectores de metal de la Agencia de Seguridad del Transporte (TSA). Por su parte, la policía local comunicó por radio que había detectado a un sospechoso que estaba siendo vigilado e informó del caso al Servicio Secreto.

Estalló la polémica cuando además de la policía diversos testigos informaron la presencia de un francotirador según han declarado a medios locales. Los testigos comunicaron a las autoridades que habían visto a un individuo con un arma larga apostado en la azotea de un edificio. Poco después sonaron las detonaciones de los disparos, según expresaron a la prensa.

Tanto en el vehículo como en la casa del francotirador se hallaron explosivos, aunque no se ha hecho pública su potencia. El FBI ha solicitado la colaboración de la ciudadanía y ha abierto una línea especial de investigación a partir de las pistas aportadas. Se ignoran por el momento los motivos que llevaron a Crook a perpetrar el frustrado magnicidio, del mismo modo que se desconoce si tenía cómplices o era un lobo solitario.

El Servicio Secreto de Estados Unidos, a cargo de la seguridad del candidato republicano, está siendo muy cuestionado por su actuación.

El Comité de Supervisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos ha convocado a una audiencia a celebrarse el 22 de julio a la directora del Servicio Secreto, Kimberley Cheattle, para que declare acerca de las circunstancias que rodearon el atentado.

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