Lego: el naufragio que sigue dando piezas

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El misterio de las piezas de Lego perdidas en un naufragio en 1997 continúa fascinando a los residentes de Cornualles, con numerosas historias que atestiguan su persistencia en las costas locales. Tracy Williams, una buscadora de tesoros especializada en estas icónicas piezas de plástico, ha dedicado más de una década a rastrear las piezas de este naufragio en particular.

Tracy relata cómo su búsqueda inicial de un «elusivo dragón verde sin alas» se ha convertido en una misión de tiempo completo. «Empezó como un poco de diversión, y ahora es un trabajo de tiempo completo. Creo que es muy interesante poder ver el impacto del cargamento que se perdió y cuánto tiempo dura», revela Tracy.

Con su creciente presencia en las redes sociales, la cuenta «Lego Lost at Sea» ha adquirido una gran base de seguidores, lo que ha permitido tener una idea aproximada de la magnitud del impacto del naufragio. Aunque se han recuperado diversas piezas, aún hay un gran número que yace en el fondo del océano, inalcanzable para los recolectores de la costa.

La historia de las piezas de Lego se ha entrelazado con la vida de los residentes locales. Gwyneth Bailey recuerda cómo su madre encontró un dragón negro en la playa, un recuerdo que ha permanecido en la familia. Del mismo modo, la señora Floxin relata cómo su esposo, con su preocupación por el medio ambiente, recogió basura en las playas, encontrando dos de estos preciados dragones, uno de los cuales se convirtió en un tesoro familiar.

En medio del drama del plástico en los océanos, el activista ambiental Rob Arnold ha empleado su creatividad para concienciar a las personas sobre la contaminación marina, utilizando las piezas de Lego como parte de su arte. Además, los esfuerzos de Tracy han llevado a una colaboración con el Dr. Andrew Turner de la Universidad de Plymouth, para entender el alcance del impacto en el fondo del océano.

A pesar de la magnitud de la tragedia del plástico en los océanos, Tracy mantiene una postura optimista. Si bien reconoce la necesidad de reducir el uso de plásticos innecesarios, no niega el encanto que las piezas de Lego han traído a su comunidad. «Y a las personas les gusta encontrar una pieza de Lego cuando están limpiando las playas, lo ven como una recompensa o un pedazo de tesoro», reflexiona Tracy. La búsqueda continúa, con la esperanza de un día descubrir los misteriosos contenedores perdidos en las profundidades del océano.

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