Julian Assange, el fundador de WikiLeaks y hacker australiano, ha recibido una nueva oportunidad para apelar contra su extradición a Estados Unidos.
Nueva oportunidad de defensa
El Tribunal Superior de Londres permitió este lunes (20 de mayo de 2024) que Julian Assange presente un nuevo recurso en una futura audiencia, centrado en dos de las tres garantías ofrecidas por Estados Unidos sobre su tratamiento si fuera extraditado. El pasado 26 de marzo, los jueces británicos solicitaron a las autoridades estadounidenses asegurar que Assange, de 52 años, podría acogerse a la Primera Enmienda de la Constitución, que protege la libertad de expresión, y que no sería condenado a la pena de muerte.
El abogado de Assange, Edward Fitzgerald, argumentó que las garantías ofrecidas por los fiscales estadounidenses eran inadecuadas, señalando que la Primera Enmienda no aplicaría a Assange por no ser ciudadano estadounidense. «Decimos que se trata de una garantía descaradamente inadecuada», afirmó Fitzgerald.
Celebraciones y esperanzas
Fitzgerald aceptó la garantía de que Assange no enfrentaría la pena de muerte, ya que Estados Unidos había proporcionado una «promesa inequívoca de no acusarlo de ningún delito capital». El equipo legal de Assange se mostró optimista después de la decisión y Fitzgerald indicó que podrían pasar meses antes de que se escuche la apelación.
En las afueras del tribunal, cientos de manifestantes celebraron la noticia con vítores y cantos, portando carteles con la imagen de Assange y lemas como «Free Assange» y «Las manos fuera de Assange, no disparéis al mensajero». La multitud había esperado ansiosamente este fallo, un momento crucial después de 13 años de batallas legales. El equipo legal de Assange había advertido que, de perder, podría ser enviado a Estados Unidos en un plazo de 24 horas.
Figura controvertida
Julian Assange se ha convertido en una figura polarizadora: para algunos, es el ‘enemigo número uno’ de Estados Unidos, mientras que para otros es un héroe que expuso secretos gubernamentales a través de WikiLeaks. Su esposa, Stella Assange, ha sido una figura clave en el activismo a su favor desde su matrimonio en prisión en marzo de 2022. Sin embargo, el apoyo popular no ha sido suficiente para detener su prolongado enjuiciamiento, que ha afectado gravemente su salud.
En 2021, la jueza de primera instancia Vanessa Baraitser prohibió su extradición debido al riesgo de suicidio, pero Estados Unidos apeló con éxito esa decisión y continuó insistiendo en su entrega. Washington quiere juzgarlo por 18 delitos de espionaje e intrusión informática, relacionados con las filtraciones de WikiLeaks en 2010 y 2011 sobre presuntos crímenes de guerra en Irak y Afganistán. La defensa de Assange sostiene que las acusaciones son políticamente motivadas.
Un emblema de la libertad de expresión
El caso de Assange ha trascendido su situación personal para convertirse en un símbolo en la lucha por la libertad de expresión. Organizaciones periodísticas y de derechos humanos, como Amnistía Internacional, lo consideran un caso emblemático. A pesar de no haber sido condenado por ningún delito, Assange ha pasado casi catorce años en cautiverio en el Reino Unido, los últimos cinco en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, donde su salud se ha deteriorado considerablemente.
La lucha de Assange, desde sus inicios como hacker hasta su papel como defensor de la transparencia gubernamental, resuena en la batalla global por la libertad de expresión y el derecho a informar. La reciente decisión del Tribunal Superior de Londres le da un respiro en su prolongada lucha, aunque el camino hacia la libertad aún parece largo y lleno de obstáculos.