Elecciones al Parlamento Europeo

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El próximo 9 de junio los ciudadanos europeos están convocados a las urnas para decidir la composición del Parlamento Europeo durante los siguientes cinco años. Las boletas determinarán la distribución de las fuerzas políticas en el Parlamento del que saldrá el siguiente Ejecutivo de la Comisión Europea.

Las elecciones europeas exhiben algunas diferencias con las nacionales. La principal es el desconocimiento absoluto de quién puede ser el presidente de la Comisión, lo que no sucede habitualmente en las nacionales puesto que los trabajos demoscópicos orientan al elector.

El resultado de las votaciones está condicionado por lo que suceda en cada país miembro de la Unión Europea. Cada país socio elige a un número establecido de diputados que eligen en qué grupo parlamentario se registran, de manera que los ciudadanos no eligen directamente a un grupo político ni a un candidato a la presidencia de la Comisión Europea.

Cada país miembro tiene un número indeterminado de partidos políticos a los que votar, con lo que el número de opciones por nación es variable en cada elección al Parlamento.

Después de que los candidatos a diputados han logrado su escaño, se unen a un grupo parlamentario en función de su ideología y sus alianzas con fuerzas políticas de otros países. En la última legislatura que se renueva ahora, los grupos representados en el Parlamento Europeo fueron: Partido Popular Europeo; Socialistas y Demócratas; Grupo de los Conservadores y Reformistas (ECR); Alianza de los Demócratas y Liberales por Europa (Renew); Grupo Confederal de la Izquierda Unitaria Europea; Los Verdes; Identidad y Democracia; Grupo Europa de las Naciones y de las Libertades; y los No Inscritos, equiparable al grupo mixto de un parlamento nacional conformado por aquellos diputados cuyos partidos no tienen representación suficiente para constituirse en una facción parlamentaria.

De acuerdo a los resultados y en función de los pactos, estas fuerzas decidirán si Ursula von der Leyen, actual presidenta de la Comisión Europea, seguirá en el cargo o será relevada por otro candidato que reciba más apoyos. Además, determinarán la composición del nuevo Ejecutivo.

Estas elecciones discurrirán con la incertidumbre de la permanencia de Ursula von der Leyen en el cargo, a pesar de que busca la reelección.

Hace unas semanas se conoció el “Informe Letta”, elaborado por el ex primer ministro italiano, Enrico Letta, a petición del Consejo de Europa. En su opinión, “la Unión Europea va mal, pero de ser reelegida Von der Leyen, podría ir a peor”. 

El informe señala que la economía europea pierde competitividad e importancia en la economía global. Urge a reformarla para poder competir con las economías de Estados Unidos y China.

Otra amenaza es el auge de los partidos de ultraderecha que, en rigor, no son propiamente de extrema derecha, ni antisistema. Se trata de formaciones que subrayan lo nacional por encima de lo europeo, contrarias a las políticas de migración dictadas desde la Comisión Europea, en algunos casos euroescépticas, pero que no rechazan la democracia de la Unión Europea. Su reciente popularidad se debe al incremento de la inseguridad dentro del territorio europeo, con atentados y agresiones que provienen de individuos y grupos islamistas. También a recortes al sector primario en España, Portugal, Francia e Italia y una fuerte burocratización de los productos que impide que compitan en igualdad de condiciones con productos procedentes de países fuera de la Unión Europea. Todavía están frescas las huelgas, marchas y plantones de los agricultores en Francia y España. 

Todo este descontento lo canalizan en buena parte los partidos llamados de ultraderecha que priorizan las economías nacionales y la calidad de vida de sus trabajadores por encima de los intereses no siempre transparentes de las políticas dictadas desde Bruselas.

A raíz del escándalo que se produjo hace unos días con las declaraciones del cabeza de lista de la formación de extrema derecha Alianza para Alemania, en que comentó que no se podía condenar a toda la SS, sino que había que ir caso por caso, los partidos de ultraderecha han perdido fuerza a pesar de su rápida reacción para deslindarse, pero todo indica que su papel en las elecciones del 9 de junio será decisivo. 

Estos comicios pueden reorientar no sólo las políticas de la UE, sino el poder y la función del Parlamento Europeo cada vez más amenazado por un descontento generalizado.   

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