El nombramiento de Michel Barnier como primer ministro de Francia ha contrariado a la coalición de partidos de izquierdas, Nuevo Frente Popular (NFP), que ganó las elecciones legislativas del pasado 7 de julio. Prescindiendo de que se trata de la primera fuerza en la Asamblea Nacional, el presidente francés, Emmanuel Macron, se ha decidido por un integrante del partido conservador Los Republicanos (LR), reorientando su gobierno hacia la derecha.
La respuesta de NFP fue inmediata. El líder de La Francia Insumisa (LF), uno de los partidos que integran la alianza, Jean-Luc Mélenchon criticó con severidad a Macron de “haber robado” las lecciones en que su plataforma se alzó con el triunfo. “El presidente acaba de negar el resultado de las elecciones legislativas que él mismo convocó”, aseguró Mélenchon. El mismo mensaje fue repetido por el secretario del Partido Socialista francés (PS), Olivier Faure, al recriminar que Macron había nombrado a un primer ministro procedentes del partido que quedó en cuarto lugar en los comicios y que “ni siquiera participó en el frente republicano”.
Sin embargo, lo que le parece inaceptable al NFP es que la continuidad de Barnier como primer ministro depende del partido de Marine Le Pen, Reagrupamiento Nacional (RN), que ya ha anunciado que esperará a conocer el programa de Gobierno para tomar su decisión. RN ocupó el tercer lugar en las pasadas elecciones, con 126 diputados, pero en estos momentos tienen más peso que los 193 diputados de NFP y los 166 de Macron.
Le Pen se limitó a esperar la consulta de Macron, una vez que los partidos de izquierda se mostraron incapaces de acordar un candidato para ser nombrado primer ministro.
En la reunión con Macron, Le Pen aceptó el nombramiento de Barnier a condición de que el próximo Ejecutivo galo acepte las políticas de RN sobre migración y seguridad.
Este movimiento fue la causa de que La Francia Insumisa, el partido de izquierda más decisivo del NFP, convocara para este sábado manifestaciones en 150 localidades francesas para lograr la movilización “más fuerte posible”.
“Unámonos por el respeto de la democracia y la dignidad personal de todos. El pueblo es el único soberano. Viva la Repúblico”, escribió Mélenchon en su cuenta de X.
Además de tomar las calles, la coalición de izquierda ha impulsado iniciativas políticas para evitar el nombramiento de Barnier, a quien ya han informado que no van a apoyar, pues “pues no tiene ni legitimidad política ni legitimidad republicana”, y presentando una moción para destituir a Macron.
A pesar de esta situación, Barnier ya inició los primeros contactos con delegados de los partidos de centro y derecha que aseguren su nombramiento de primer ministro. Comentó que “habrá que escuchar mucho” y mostrar “respeto con todas las fuerzas políticas que están representadas” en la Asamblea Nacional. Con todo, el NFP se ha echado a las calles en lo que supone la primera prueba de Barnier para mostrar su capacidad de diálogo.