Los chilenos rechazaron este domingo, por segunda vez en menos de un año, una nueva Constitución, en un plebiscito que puso fin a un proceso que duró más de dos años y que desató profundas divisiones en el país.
La opción «en contra» se impuso con el 55,8% de los votos, con el 98% de las mesas escrutadas. La redacción del nuevo texto constitucional estuvo liderada por el Partido Republicano, fundado por el ultraderechista José Antonio Kast.
El resultado de las urnas no es un fracaso para el actual gobierno, pero es una ganancia agridulce al no poder cambiar la Constitución de 1980.
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El presidente Gabriel Boric había impulsado el proceso constituyente como una forma de responder a las demandas sociales que llevaron al estallido social de octubre de 2019.
«Chile no quiere cambios constitucionales ni tampoco refundaciones», dijo Javier Macaya, presidente de la Unión Democrática Independiente, del comando del «a favor» de la nueva Constitución.
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«Vamos a impedir con todas nuestras fuerzas, con todas nuestras facultades, que la izquierda persista en el ánimo de refundar Chile», agregó.
La vocera del comando del «En Contra», Carolina Leitao, dijo que el resultado de las urnas es un llamado al diálogo entre partidos políticos.
«Que el en contra haya sido apoyado por la ciudadanía nos pone en una tremenda responsabilidad, que es ponernos a trabajar todas y todos, de todos los sectores», señaló.
Agregó que deben «llevar adelante una agenda que ponga la prioridad en los temas que más preocupan a la ciudadanía», y enumeró la seguridad, las oportunidades y los más vulnerables.
La presidenta del Partido Socialista, Paulina Vodanovic, leyó una declaración en representación de los sectores que integran el gobierno.
Quedó de manifiesto que la mirada de país y sociedad que ofrecía Kast, los republicanos y la mayoría circunstancial que se generó al inicio del proceso no son la aspiración de las familias chilenas y menos las bases de la construcción de un país en la que todos y todas nos sintamos parte para seguir avanzando.
«Nuestros votos, los de todos los aquí presentes en el Congreso, no estarán disponibles para un tercer proceso constituyente», afirmó.
Tenemos por delante la urgente necesidad de sincronizar la agenda de Chile real con las prioridades del sistema político.
Es tiempo de construcción, acuerdos, trabajo y unidad», sostuvo.
¿Por qué Chile rechazó por segunda vez una nueva Constitución?
Hay varias razones que explican el rechazo de los chilenos a la nueva Constitución.
Una de ellas es que el texto fue percibido como demasiado radical por parte de la derecha y los sectores más conservadores. La propuesta incluía cambios en temas como la educación, la salud, la seguridad y la propiedad privada, que fueron rechazados por estos sectores.
Otra razón es que el proceso constituyente estuvo marcado por la división política.
El gobierno de centroizquierda, impulsó el proceso con el apoyo de los partidos de izquierda, pero la derecha y los sectores más conservadores se opusieron desde el principio.
Esta división se reflejó en la campaña por el plebiscito, que estuvo marcada por la polarización.
Por último, el rechazo también se puede explicar por el cansancio de los chilenos con el proceso constituyente. El proceso duró más de dos años y estuvo marcado por la incertidumbre y la división. Esto llevó a que muchos chilenos se desinteresaran del proceso y votaran en contra.
¿Qué significa el rechazo a la nueva Constitución para Chile?
El rechazo a la nueva Constitución es un fracaso para el gobierno de Boric y para las fuerzas de izquierda que impulsaron el proceso constituyente. El resultado pone en duda la capacidad del gobierno para avanzar en su agenda de reformas.
Además, el rechazo significa que la Constitución de 1980, aprobada durante la dictadura de Augusto Pinochet, seguirá vigente. Esto podría generar nuevos conflictos sociales, ya que la Constitución de Pinochet es considerada por muchos chilenos como una herencia autoritaria.
En el corto plazo, el rechazo a la nueva Constitución abre un escenario de incertidumbre para Chile. El gobierno deberá buscar nuevos consensos para avanzar en sus reformas. Además, el país deberá enfrentar los desafíos que planteó el estallido social de 2019, con una Constitución que no responde a las demandas sociales.