El Estado de Carolina del Sur (Estados Unidos), ejecutó en la tarde de este viernes mediante inyección letal a un preso que se encontraba en el corredor de la muerte, después de haber sido condenado por el homicidio de Irene Graves, dependienta de un comercio, en un atraco realizado en 1997.
El reo, Freddie Owens, de 46 años, fue declarado muerto a las 18.55 horas, hora local, en lo que es la primera ejecución en ese Estado tras 13 años, según informaron las autoridades a la cadena estadounidense CNN.
Horas antes de la ejecución el equipo de defensa de Owens había solicitado al Tribunas Supremo de Estados Unidos la suspensión de la sentencia al alegar violaciones de las garantías procesales del convicto, pues no habían recibido información sobre los fármacos de la inyección letal y la cualificación de los integrantes del grupo encargado de la ejecución.
En la víspera, la Justicia de Carolina del Norte se negó a otorgar la suspensión de la sentencia y el gobernador del Estado, Henry McMaster, declinó la concesión del indulto solicitado, a pesar de que una declaración jurada tramitada el miércoles por el compañero del asalto, Steven Golden, aseguraba que Owens no estuvo presente en el momento del asesinato.
El proceso de ejecución de Owens, programada el 25 de junio de 2021, se detuvo una vez que el Tribunal Supremo decidió aplazarla mientras se aceptaban los procedimientos del nuevo método de pena capital: la muerte por fusilamiento.
En mayo de este año, entró en vigor una nueva ley en Carolina del Sur que permitía a los sentenciados a lapena capital elegir su ejecución entre silla eléctrica o pelotón de fusilamiento en caso de carecer de medicamentos para la inyección letal.
El 1 de noviembre de 1997, Graves, de 41 años y madre de tres hijos, cubría su turno de noche en una tienda de la localidad de Greenville cuando Owens le disparó al intentar un robo. Dos años más tarde, el recluso fue sentenciado a muerte tras ser declarado culpable de intento de asesinato, robo a mano armada y conspiración criminal.
También Owens confesó haber matado a un compañero de celda en 1999 mientras esperaba sentencia tras su condena.
