Un joven de 20 años de edad, Thandolwenkosi Ndlovu, fue capturado en Zimbabue por estar relacionado con al menos ocho casos de homicidio contra niños en situación de calle.
Los ataques ocurrieron en Harare, la capital del país, entre el 28 de agosto y el 4 de septiembre pasado. Ndlovu confesó haber atacado a los niños mientras dormían, golpeándolos con un ladrillo y aplastándoles el cráneo. Posteriormente, se los llevaba a su hogar para comerlos.
Según la policía, Ndlovu les extirpaba los genitales e intestinos a sus víctimas, y luego los cocinaba y se los comía. Sin embargo, más tarde se retractó de su confesión y aseguró que fue obligado a hacerla.
Ndlovu enfrenta cinco cargos de homicidio y uno de intento de asesinato. La magistrada Ethel Chichera le impuso una fianza de 20.000 dólares zimbabuenses, pero el acusado no pudo pagarla y permanece en prisión.
Los crímenes de Ndlovu han conmocionado a Zimbabue. El presidente del país, Emmerson Mnangagwa, calificó los hechos de «atroces» y prometió que el gobierno hará todo lo posible para proteger a los niños.
Los crímenes de Ndlovu son un ejemplo de la violencia y la impunidad que aquejan a Zimbabue. El país tiene una tasa de homicidios muy alta, y las autoridades a menudo son incapaces de investigar y llevar ante la justicia a los responsables.
Los niños en situación de calle son especialmente vulnerables a la violencia. En Zimbabue, muchos niños se ven obligados a vivir en la calle debido a la pobreza, la falta de oportunidades y la violencia doméstica.
Los crímenes de Ndlovu ponen de manifiesto la necesidad de que el gobierno de Zimbabue tome medidas para proteger a los niños en situación de calle.
Por: Patricio Álvarez.