Dos terroristas llevaron a cabo un ataque con bomba en la entrada de la Dirección General de Seguridad del Ministerio del Interior en Ankara, Turquía, en la mañana de este domingo. El gobierno turco ha confirmado que ambos atacantes eran suicidas, con uno de ellos haciéndose estallar y el otro siendo abatido antes de poder hacerlo. Aunque el Ministro del Interior no atribuyó el atentado a ningún grupo específico, reafirmó el compromiso del Gobierno turco en la lucha decidida contra «todo tipo de terrorismo y crimen organizado».
Según el diario turco Sabah, el vehículo utilizado en el ataque ha sido identificado como propiedad de un veterinario de la provincia de Kayseri, ubicada a unos 300 kilómetros al sureste de Ankara. El propietario del vehículo fue encontrado muerto de un disparo en la cabeza en el pueblo de Avlaga, en una zona montañosa al sur de la provincia, lo que sugiere que los perpetradores del ataque lo asesinaron para robar su vehículo.
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, caracterizó el atentado como el «último coletazo» de un terrorismo contra el que Turquía ha estado luchando durante 40 años, insinuando una posible operación militar contra milicias kurdas en Siria. Erdogan destacó la estrategia de mantener una franja de seguridad en la frontera sur y mantener bajo control las actividades más allá de esa frontera.
La OTAN condenó el atentado y expresó su apoyo a Turquía en su lucha contra el terrorismo, mientras que la Unión Europea también condenó el ataque y expresó su solidaridad con Turquía. Varios agentes de seguridad resultaron levemente heridos en el ataque, que ocurrió cerca del Parlamento de Turquía.
El ataque ha generado preocupación y condena tanto a nivel nacional como internacional, subrayando la importancia de la cooperación en la lucha contra el terrorismo en la región.
Por: Ingrid Castillo