¿Sesenta años? A Saúl Hernández, el Jaguar del rock mexicano, le sobran ganas de rugir con más fuerza que nunca.
Hoy, 15 de enero, este ícono de Caifanes y Jaguares celebra seis décadas de vida, pero para los amantes del rock nacional, este no es solo un cumpleaños, es una fiesta de rebeldía, poesía y acordes que retumban en el alma.
Desde aquel lejano 1982, cuando Caifanes irrumpió en la escena musical con su sonido crudo y letras punzantes, Saúl Hernández se erigió como una voz disidente, denunciando injusticias y despertando conciencias. En sus canciones, la Ciudad de México se convertía en un universo surrealista, la crítica social se volvía poesía urbana y el rock se transformaba en un huracán que arrasaba con las convenciones.
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Su guitarra, con la que ha esculpido riffs inolvidables como los de «Viento», «Afuera» y «La negra flor», se ha convertido en una extensión de su espíritu inquieto, siempre buscando nuevos caminos sonoros. Su voz, potente y a veces rasposa, es la antítesis del pop edulcorado, un grito de autenticidad que resonó en toda una generación.
Pero Saúl Hernández no es solo una leyenda del rock mexicano. Es un artista polifacético que ha explorado el cine, la literatura y la poesía. Su pluma ha parido letras que aún hoy coreamos a todo pulmón, y su talento como actor se ha plasmado en películas como «Amores perros» y «Rudo y Cursi».
Hoy, a sus sesenta años, el Jaguar sigue rugiendo. Sigue lanzando discos con Jaguares, componiendo canciones que emocionan y llenando estadios con Caifanes, demostrando que el rock no tiene edad, solo pasión.