El mediático youtuber Jake Paul encendió la antesala de su próximo combate contra Julio César Chávez Jr. con un provocador acto escénico que rápidamente se volvió viral.
Lejos de un tradicional careo, Paul orquestó un montaje digno de un reality show, con luces, música a todo volumen y dos piñatas de tamaño real que representaban a Chávez Jr. y a Saúl «Canelo» Álvarez.
Vestido con un sarape, sombrero de charro y maracas, Paul apareció en escena personificando una caricatura cultural, listo para el espectáculo. El mensaje fue directo y sin rodeos: «Chávez será mi piñata el sábado; Canelo es el siguiente«. Acto seguido, con un jab certero, rompió la figura de Chávez Jr., desatando una lluvia de confeti tricolor. La piñata del «Junior» apenas se balanceó antes de ser partida por la mitad con un gancho ascendente. Entre risas, Paul remató la escena con un golpe descendente a la piñata de Canelo, buscando simbolizar no solo la destrucción de las figuras de papel, sino también el aura de campeón que rodea al tapatío.
El momento más controvertido llegó cuando Paul insinuó las adicciones de Chávez Jr. Sacó un pequeño sobre y dejó caer polvo blanco sobre el rostro de la piñata, replicando la burla que había hecho en una conferencia de prensa. Este gesto, diseñado para provocar, incrementó la tensión y generó una fuerte polarización de opiniones en redes sociales, donde el clip grabado en formato vertical se difundió en cuestión de minutos.
La teatralidad no terminó ahí. Después de pulverizar la efigie de Canelo con uppercuts, Paul se hincó sobre ella para propinarle golpes extra, un guiño cinematográfico que reafirmaba su promesa de ir tras el boxeador mexicano más taquillero después de su enfrentamiento con Chávez Jr.
Este episodio es un claro reflejo de la estrategia de marketing que Jake Paul ha perfeccionado: transformar cada pelea en un espectáculo global mucho antes de que suene la campana. Con un set improvisado y un par de figuras de cartón, logra acaparar titulares, generar clics y avivar el debate. La imagen de las piñatas destrozadas ya está grabada en la memoria colectiva, recordándonos que en la era de la viralidad, el golpe más fuerte puede darse mucho antes de subir al ring.
