El último adiós al joven eterno se llevó a cabo en el Palacio de Bellas Artes, donde sonó, como él quería, «The House of the Rising Sun»
En el Palacio de Bellas Artes se rindió un homenaje póstumo al escritor José Agustín, en donde estuvo su familia, sus amigos, sus lectores y las autoridades de cultura, «él hubiera visto con sorpresa esto, diría ´¿qué está pasando aquí? ¡las autoridades se han vuelto locas! Porque él fue un contestatario», dijo Elena Poniatowska al recordar la irreverencia de José Agustín.
Así como lo hizo la escritora, otros de los asistentes también destacaron la solemnidad del acto como algo que no iba con «la onda» del escritor. Entre aplausos llegó su familia; su esposa Margarita con las cenizas de José Agustín y las colocó en una columna.
Tras las palabras de la secretaria de cultura federal, Alejandra Frausto, José Agustín Ramírez Bermúdez, el menor de los tres hijos del autor, dijo «yo creo que al jefe le hubiera gustado que hubiera rock and roll aquí este día, por eso es que los invitamos».
Los otros dos hijos de José Agustín también tomaron la palabra. Jesús, destacado científico, dijo que «hasta el último de sus días nos sorprendía todavía con fabulaciones, con metáforas, con juegos de palabras extraordinarios». Por su parte Andrés Ramírez Bermúdez, el mayor de los tres hijos, mencionó que «él vivió de un modo único, y nos sedujo con su credo: romper la norma, tirar el sistema, subirle al volumen, buscar la poesía, ser audaz, tirar el I ching».
Y así como el maese lo pidió, en su funeral, o al menos en este homenaje, hubo rock y poesía. Y la música la puso La Barranca, con José Manuel Aguilera al frente, quienes durante toda la ceremonia tocaron y finalmente interpretaron «The House of the Raisin Sun», de The Animals, tal como lo dispuso José Agustín.
