Considerado uno de los mejores autores de suspenso que convirtió su vida en novelas, el novelista que alcanzó la fama mundial con El día del Chacal, falleció a los 86 años
Tras una breve enfermedad, y rodeado de su familia, falleció este lunes uno de los grandes autores del thriller contemporáneo: Frederick Forsyth. Exreportero, piloto de la RAF y colaborador de los servicios secretos británicos, Forsyth convirtió su experiencia vital en el combustible perfecto para revolucionar la literatura de espías.
El anuncio fue hecho por su agencia, Curtis Brown, que confirmó el deceso del escritor a los 86 años. “Lamentamos la pérdida de uno de los mejores autores de suspenso del mundo”, señaló su agente literario, Jonathan Lloyd.

A partir de El día del Chacal (1971), su novela debut, Forsyth dejó una marca indeleble en el género gracias a su estilo directo, su impresionante rigor documental y una capacidad única para convertir los laberintos de la geopolítica en narrativas apasionantes. La historia del asesino profesional contratado para matar al presidente Charles de Gaulle fue rechazada por cinco editoriales antes de convertirse en un fenómeno mundial, con más de nueve millones de ejemplares vendidos y una exitosa adaptación cinematográfica.
Nacido el 25 de agosto de 1938 en Kent, Reino Unido, de padre peletero y madre costurera, Forsyth obtuvo su licencia de piloto a los 19 años. Más tarde, ejerció como corresponsal para Reuters y la BBC. Cubrió conflictos como la guerra civil en Biafra, donde su postura crítica le costó el puesto, pero lo empujó hacia la escritura: sin dinero y con un cúmulo de experiencias internacionales, decidió escribir novelas.

En su método de trabajo, siempre se impuso dos reglas: usar nombres reales cuando fuera posible y ofrecer el mayor detalle técnico verosímil. Su formación como periodista y su experiencia en zonas de conflicto se tradujeron en novelas de relojería narrativa, en las que espías, mercenarios, dictadores y armas se entrecruzan con precisión quirúrgica.
Obras como El expediente Odessa (1972), Los perros de la guerra (1974), El cuarto protocolo (1984) o El manifiesto negro (1989) fueron elogiadas por su realismo. A menudo, pasaba meses investigando cada novela y viajando a los lugares clave para retratarlos con fidelidad. «Aunque solo sea para una breve escena, tengo que haber estado ahí», decía.

Forsyth también reveló en sus memorias, El intruso (2016), que durante años actuó como informante para los servicios de inteligencia británicos en países como Nigeria, Sudáfrica y la antigua RDA. “No escribo alta literatura; escribo novelas que se venden, y lo admito”, confesaba con honestidad.
Aunque aseguró que El intruso sería su último libro, en 2018 regresó con El zorro, su última obra publicada. Ahora, su legado literario tendrá una coda póstuma: La venganza de Odessa, secuela de su célebre novela de 1972, coescrita junto al autor Tony Kent, verá la luz en agosto.

A lo largo de su carrera, Forsyth publicó cerca de 20 novelas que vendieron alrededor de 70 millones de ejemplares en todo el mundo, y dejó una huella imborrable en autores posteriores como Tom Clancy, Robert Ludlum, Robert Littell y generaciones de escritores de “tecno-thrillers” e intriga internacional.
Como señaló su editor Bill Scott-Kerr, “su formación periodística aportó rigor y precisión, pero fue su instinto lo que convirtió sus historias en algo extraordinario. Siempre parecía escribir sobre el presente, incluso cuando hablaba del pasado o anticipaba el futuro”.