Autora de fotografía social, con el telón de las revoluciones en Nicaragua y Cuba; artística, enfocada en danza contemporánea y el desnudo, y comercial, será condecorada junto con John O’Leary, en el Encuentro Nacional de Fototecas
A la luz de una trayectoria que suma medio siglo, la creadora será reconocida con la Medalla al Mérito Fotográfico durante el 26 Encuentro Nacional de Fototecas.
La cámara llegó a la vida de Maritza López al inscribirse en el Centro Paul Coremans, que a la postre daría pie a la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, narra la artista, de acuerdo con un comunicado del INAH.

«A los 17 años salí de casa. Soy de la generación de los 60. Con mis amigas hippitecas, entre ellas Ofelia Medina, compartimos un departamento en la Roma. Entonces ya trabajaba como restauradora de obras de arte, porque después de la preparatoria me inscribí en el Centro Paul Coremans.
«Antonio Reynoso, quien estudió con Manuel Álvarez Bravo, era el maestro de fotografía. Además del registro de obra, él nos guió también en la fotografía artística. Después, con un amigo escritor, hicimos fotorreportajes, y el primero fue una entrevista a Adalberto Martínez ‘Resortes’, en su camerino en el Teatro Blanquita».

Ese encuentro con el actor definiría su vocación; la entrevista fue la portada de Revista de Revistas, de Excélsior, el 19 de marzo de 1975, y la carrera de historia pasó a segundo plano.
Se inició en el periodismo bajo la tutela de Vicente Leñero, y sus trabajos fueron publicados en revistas como Proceso, Piedra Rodante, Claudia, Siete, People en español y suplementos culturales.

Su mirada crítica y social quedó plasmada en fotorreportajes como el de la Gran Cruzada de Alfabetización en Nicaragua, tras la Revolución Sandinista, y el Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, celebrados en Cuba (1978 y 1997), ambos registrados en libros y llevados a exposiciones.
«En ese tiempo, en el fotoperiodismo estaban Marta Zarak y Christa Cowrie, yo en Proceso. Había pocas fotorreporteras. Luego, cuando empecé con la fotografía de estudio, solo figuraba Herminia Dosal. El resto eran hombres, muchos de ellos extranjeros, quienes hacían el mercado de la publicidad en México», cuenta.
En la obra de Maritza López, señala el comunicado del INAH, lo mismo puede encontrarse la imagen de un jovencísimo soldado sandinista con el rifle contra el suelo, con la cual participó en la Primera Bienal de Fotografía (1980); los movimientos de la maestra Guillermina Bravo durante un ensayo con el Ballet Nacional, o la sensualidad de Gloria Trevi, en pleno apogeo de su carrera.

Las generaciones de los años 80 y 90 están familiarizadas, sin saberlo, con el trabajo de Maritza López, autora de las portadas de discos de los principales intérpretes de esa época, también de revistas y campañas de publicidad. Aunque esa versatilidad no ha estado exenta del recelo de sus colegas fotoperiodistas, como cuando trabajó con la cantante regiomontana para un calendario lanzado en los 90, que le granjeó el aislamiento de parte del gremio.

«Para el primer calendario de 1992, un vecino me prestó un sillón, saqué unos cicloramas, telas. Fue improvisado. Entonces se usaba la transparencia de 120 mm, de la Hasselblad, y todo se checaba en Polaroid. Cuando salió fue un resultado increíble. Sin embargo, el mundo fotográfico es esquemático: O haces trabajo artístico, o eres fotógrafo comercial; aunque en la práctica muchos se desempeñan en los dos ámbitos. El éxito que tuve con los calendarios de Gloria no fue bien visto, y me sepultaron un tiempo como fotógrafa artística», cuenta.
En 2024, el Museo de Arte Moderno presentó De viento y marea, una selección de su obra de desnudo artístico, que le llevó a revisitar sus primeros portafolios para la pionera y efímera revista Eros. Tu Yo es el mundo, y otros contenidos en libros, como Músculo corazón, masculinidades en México, en el que trabajó con su colega Rogelio Cuéllar.

La fotografía de estudio, dice, le permite un mayor control de la luz, y ahí se siente más cómoda que estando en la calle; aunque series en torno a las festividades de Día de Muertos en la Huasteca potosina, Oaxaca o Michoacán, la contradicen.
La artista de la lente será reconocida junto con John O’Leary, el 22 de agosto, con el galardón que otorga el Sistema Nacional de Fototecas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
