Historias de miedo en cada rincón de la CDMX

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A poco de que comiencen los festejos del Día de Muertos, La Torre News  te cuenta algunas de las historias que toman como escenario la Ciudad de México y que quizá no conocías.

Leyenda del monje de La Conchita

Dicen que en los años 40 del siglo pasado, época en que el tranvía pasaba por la Plaza La Conchita para dirigirse a San Ángel, la gente veía subir en el último vagón de la noche a un monje que podría ser de la orden de los Carmelitas. Dicen que pagaba el pasaje con unas piedritas parecidas a huesecillos. Al llegar a la última parada, el chofer y los pasajeros siempre veían que el monje en algún momento, había desaparecido sin dejar señal alguna.

Además, hay gente que asegura que el mismo monje entra y sale de la Iglesia de La Conchita por lugares donde no hay entrada o salida y que también se le puede ver de noche en la plaza de la iglesia, siempre sonriente, pero sin pronunciar palabra alguna.

Leyenda del Ex Convento de la Concepción

Ubicado en Belisario Domínguez y República de Brasil, Centro Histórico, el conjunto original estuvo formado por varios edificios, el edificio principal del convento, el templo y el noviciado.

Según la leyenda, por tiempos de la colonia, existió una mujer llamada Doña María Gil, la cual se encontraba perdidamente enamorada de Don Urrutia. A su relación se oponían los dos hermanos de la joven y un día decidieron ofrecerle una fuerte cantidad de dinero al pretendiente de su hermana para que dejara la ciudad y se olvidara de ella. Cuando él se fue a Veracruz, se asegura que ella ingresó al convento; pero no soportando el sufrimiento se ahorcó de un árbol de duraznos.

La leyenda cuenta que su cuerpo se parecía a las monjas enclaustradas que vivieron en el convento.

Leyenda del fantasma de la Basílica de Guadalupe

Personas han narrado que han visto salir a una mujer de la Basílica que carga una vela que no se apaga ni con la lluvia ni con el viento. Se le ha visto atravesar paredes, luego de dejar ofrendas y rezar. Visitantes afirman que es un alma en pena que dejó asuntos pendientes en la tierra.

También existen relatos en torno a la antigua Basílica de Guadalupe, al asegurarse que por las noches se escuchaban las campanadas, a pesar de que nadie las tocaba, ya que el capellán había fallecido a causa de una enfermedad mal cuidada.

La casa de la tía Toña en el Bosque de Chapultepec

Se trata de una casa ubicada en la Tercera Sección del Bosque de Chapultepec, la cual, según diversos testimonios, se encuentra encantada.

La leyenda cuenta que esta casa perteneció a una mujer adinerada, al quedar sola y devastada por la pérdida de su esposo, decidió ayudar a infantes en situación de calle. Sin embargo, no lograba tener una buena relación con los niños y se agredían mutuamente. De acuerdo con el relato popular, los asesinó, los arrojó al río en la barranca y finalmente se suicidó. Desde entonces se dice que la casa está maldita.

La tenebrosa leyenda ha hecho que cientos de personas intenten encontrar el inmueble para adentrarse en él. Sin embargo, existen tres casas abandonadas que bien podrían ser la casa de la tía Toña. La primera está en Cumbres de Acultzingo; la segunda y la tercera, en la barranca de Barrilaco en Lomas de Chapultepec.

Cabe mencionar que el bosque que rodea la casa llama mucho por su atención, ya que algunos dicen que se parece al de la cinta de terror “El Proyecto de la Bruja de Blair”

La leyenda de la «Planchada» en el Hospital Juárez

La “Planchada”, según esta leyenda, llevaba por nombre Eulalia, una mujer que habitó en la capital del país durante el siglo XX y que para ganarse la vida trabajaba como enfermera en el Hospital San Pablo, hoy en día conocido como el Hospital Juárez.

Eulalia se enamoró ahí de un médico llamado Joaquín, quien le propuso matrimonio; sin embargo, la “Planchada” descubrió tiempo después que su amado estaba comprometido con otra mujer, por lo que entró en una gran depresión.

Aunque la enfermera amaba su trabajo, a partir de ese día dejó de atender a los pacientes y ella misma fue internada en el Hospital Juárez, donde murió de forma repentina, sin que se supieran las causas.

Tras su muerte empezaron a surgir los testimonios de pacientes quienes aseguraban que una mujer delgada, de cabello rubio y trato amable los asistió en momentos críticos de sus enfermedades, a algunos les dio medicamentos, a otros más les puso los sueros, otros más decían que aquella enfermera los consoló en sus momentos de angustia. 

Hasta la fecha algunos pacientes del Hospital Juárez de México dan fe de que los ha asistido una bondadosa mujer ataviada en un uniforme antiguo de enfermería, pero luego, cuando tratan de agradecerle sus cuidados, nadie sabe de ella.

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