Datos de la misión Cassini revelan que la luna de Saturno posee una hidrósfera de hielo derretido con nichos aislados de agua líquida a 20 °C
CIUDAD DE MÉXICO. — Un nuevo estudio publicado el pasado 17 de diciembre en la revista Nature ha dado un giro radical a lo que la ciencia creía saber sobre Titán, la luna más grande de Saturno. Tras reinterpretar los datos recopilados por la nave Cassini de la NASA (2004-2017), los investigadores concluyeron que este satélite no posee un océano líquido global bajo su corteza, sino una inmensa capa de hielo «caliente» con una consistencia similar a la de un frapé.
El equipo liderado por Flavio Petricca, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), identificó un desfase en la respuesta de Titán a la gravedad de Saturno, lo que desmiente la existencia de un cuerpo de agua continuo y redistribuye el líquido en nichos aislados.
El «Frapé» espacial y la respuesta a la gravedad
Durante años, se pensó que el océano de Titán era líquido y global debido a cómo la luna se deformaba por la atracción de Saturno. Sin embargo, las nuevas técnicas de análisis revelaron detalles clave:
- Desfase temporal: Si el océano fuera líquido y continuo, la deformación de la luna sería inmediata. El retraso detectado sugiere que el interior es más bien una mezcla viscosa de hielo y agua.
- Nichos aislados: La hidrósfera tiene unos 550 kilómetros de profundidad, compuesta mayormente por hielo a alta presión que alberga innumerables «bolsas» o burbujas de agua líquida desconectadas entre sí.
Posibilidades de vida
A pesar de no tener un océano global, el hallazgo es emocionante para la astrobiología:
- Temperatura ideal: El interior de estas bolsas de agua puede alcanzar los 20 grados centígrados, una temperatura óptima para procesos biológicos.
- Riqueza química: Antonio Genova, coautor del estudio, explica que estos nichos pueden concentrar sales y moléculas orgánicas, creando «caldos» químicos ideales para el surgimiento de vida.
- Similitud con la tierra primigenia: Titán posee una atmósfera rica en nitrógeno, nubes, lluvia, ríos y lagos de metano y etano, recreando condiciones similares a las de nuestro planeta poco después de su formación.
El futuro: misión dragonfly
Para confirmar estos hallazgos y buscar rastros de vida microbiana, la NASA ya prepara su siguiente paso:
- Proyecto dragonfly: Un dron octocóptero diseñado para volar sobre la superficie de Titán y analizar su compleja química orgánica.
- Cronograma: El lanzamiento está previsto para 2028, con una fecha de llegada estimada a la luna de Saturno en 2034.
Mientras tanto, Titán se consolida como uno de los objetivos más prometedores en la búsqueda de vida fuera de la Tierra, ofreciendo un laboratorio natural para observar cómo se distribuye y evoluciona la materia orgánica en el universo.


