Se cumplen 28 años de que NEAR (Near Earth Asteroid Rendezvous), la primera sonda que en 1996, a bordo de un cohete Delta desde Cabo Cañaveral, fue lanzada con el objetivo de explorar Eros, el segundo mayor asteroide cercano a la Tierra.
NEAR, la primera nave espacial en la historia destinada a entrar en contacto con un asteroide, fue también el primer vehículo espacial que no fue concebido, ni construido, por la NASA; en su lugar lo hizo el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins.
La sonda tenía el tamaño de un automóvil. Su tarea fue medir el tamaño de Eros: su forma, masa, densidad, composición mineral de la superficie e interior de las rocas y su campo magnético. A través del estudio de este cuerpo celeste, la comunidad científica planeaba conocerlos mejor y comprender su influencia en la evolución de la vida y la mutilación de los planetas.
El 12 de febrero de 2001, NEAR por fin se posó sobre Eros: un año después de comenzar a estudiarlo. La misión duró, en total, cinco años. Su importancia radica en que, a través del estudio de los asteroides, NEAR nos permitió entender cómo era la materia, y cómo pudo haber comenzado la formación del Sistema Solar.