Hacks contra la violencia hacia las mujeres en México (Parte 1) 

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Desde hace poco más de 15 años, el feminicidio comenzó a visibilizarse como una de las consecuencias más graves de la violencia de género en México a raíz del caso Campo Algodonero, en el que el Estado mexicano fue obligado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos a reconocer su corresponsabilidad en el asesinato de mujeres por razones de género.

Retomando la conceptualización que en Argentina ya llevaba tiempo trabajándose (“femicidio”), en México las investigaciones evolucionaron y permitieron entender que la violencia de género en general, los feminicidios en particular, tienen una base importante en la forma en que las relaciones entre hombres y mujeres son construidas: la mayoría de los casos de asesinatos de mujeres en el país revelan la vinculación entre el agresor y la víctima a partir de una relación de pareja o, al menos, muy íntima o cercana.

Algunas autoras como Rita Segaton han correlacionado estas formas de violencia con una “escritura en el cuerpo de las mujeres” que, en realidad, provienen de un hacer propia la violencia por parte de los varones desde códigos específicos, como el narcotráfico y la normalización de la militarización en territorios latinoamericanos.

Otras, como la mexicana Sayak Valencia, han dicho que la violencia de género está atravesada por la interiorización de los valores traídos por el neoliberalismo (aspiración-conservadurismo-ataque) y la construcción de “sujeto endriagos” (sin conciencia de clase, ni realidad), que lleva a normalizar y volver sistemática la violencia extrema contra “cuerpos feminizados” (Capitalismo Gore).

En este marco de interpretación, hacerle frente a la violencia de género en países como México resulta complejo porque, por un lado, la capacidad gubernamental para lograrlo aún se encuentra en construcción; y, por otro, porque el giro cultural para lograrlo también se encuentra en ciernes, con una gran resistencia a modificar comportamientos y a asumir consecuencias en medio de una sociedad que, sin embargo, se encuentra cambiando.

Con estas premisas, valdría la pena reflexionar que las mujeres tenemos, hoy, mucho más que antes, una agencia que se nos ha clarificado y herramientas para reflexionar nuestras formas de relacionarnos con la realidad toda, pero especialmente, con la diferencia: los varones, ese lugar de enunciación contra el que hemos estado librando la peor batalla durante las últimas décadas: la batalla por nuestras vidas. Una que, si no aprendemos a sostener desde ambos lados, nos seguirá conduciendo a la guerra.

Este 8 de marzo de 2024, en medio de “las elecciones más grandes en la historia del país” que están representadas por la presencia de dos candidatas presidenciales y un sostenido esfuerzo por parte del INE por volverlas “sustantivas” en términos de paridad de género hasta en la conducción de los debates electorales, La Torre News trae para ti contenido especial relacionado con esta fecha, sus nortes y sus causas. Las razones por las que continúa vigente; las que hacen que el mensaje no pueda, ni deba, desdibujarse en medio de candidaturas, marketing y publicidad que, sin embargo, siguen sin poder remediar la realidad: 11 mujeres asesinadas cada día en nuestro país. 

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Nuestra primera entrega: Literatura para pensar el “amor romántico” y la violencia contra las mujeres.

Marcela Lagarde: “Claves feministas para la negociación en el amor”
El tema central de Lagarde, en ésta y la mayoría de sus obra, es la autonomía de las mujeres. En esta pieza, la antropóloga promotora de la Ley de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, plantea cinco tópicos clave: identidad femenina; cultura occidental; era burguesa; amor como subordinación y dominio; negociación en el amor.

Objetivo de la obra: Clarificar lo que convierte al amor en un lastre para las mujeres y promoverlo como una fuente de poder solo si ocurre como respuesta a un proceso de emancipación y re-construcción de identidad de todos las partes.

bell hooks: “Todo sobre el amor”
No, nos equivocamos: bell hooks, así, sin mayúsculas, es una escritora negra que se apropió de esta forma de escribir su nombre artístico en desobediencia de las reglas ortográficas. En este libro, tan vigente como necesario, tiene once capítulos y explica cómo nuestras nociones cotidianas de lo que significa dar y recibir amor a menudo fallan porque, además, vienen de la infancia.

Objetivo de la obra: Promover la construcción del amor a partir del propio, descentrado de la pareja y, en cambio, enfocado en la experiencia de colectividad; sin priorizar el sexo, sino más bien la desposesión de la vergüenza.

Coral Herrera: “Dueña de mi amor”
Coral es una autora española que ha dedicado prácticamente toda su obra a intentar desmontar los relatos que conducen a las mujeres a pensar en el amor como fuente de sacrificio y sufrimiento; y, a los hombres, en uso, posesión y dominación. En esta obra desenmascara cómo los mitos sobre el amor benefician a los varones en detrimento de las mujeres y les interpela para hacer una revisión autocrítica.

Objetivo de la obra: Sostener la importancia de la autonomía en la construcción del amor y posicionar el mensaje de que el disfrute de los afectos, del deseo y la construcción de los sueños, son, primero, personales.

Margarita Pisano: “Julia, quiero que seas feliz”
Otra autora latinoamericana en esta lista que, además, fue lesbiana. Los textos de Pisano se caracterizan por ser contundentes y frontales, pero también profundamente amorosos y con mensajes constructivos. La líder del “pensamiento Del Afuera” invita a pensar, constantemente, qué es el mundo al margen de lo conocido, exhortando a la evocación de relatos (y vidas) que nos sean más afines.

Objetivo de la obra: Invitar a ensayar aquella cultura que queremos vivir. En un ejercicio intradiegético, la autora aconseja a otra mujer sobre cómo escindirse de lo que la ata y replantear, desde su autonomía, aquello que realmente quiere vivir.

Simone de Beauvoir: “La mujer rota”
La autora francesa que, hasta hace algunos años, se volvió a poner de moda con “El segundo sexo”, su obra (teórica) más emblemática, nos acerca este análisis a partir de tres relatos. Intenta decirnos que de la experiencia del amor, las mujeres solemos salir muy heridas. Y que es momento de pensar en ello.

Objetivo de la obra: Visibilizar la insatisfacción de las mujeres dentro de las relaciones de pareja e invitar a pensar cómo los vínculos humanos pueden ser terreno para otra clase de afectos, y de vivencias.

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