La Navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo, y se celebra el 25 de diciembre en conmemoración del nacimiento de Jesús de Nazaret.
Sin embargo, la fecha del nacimiento de Jesús no se menciona en la Biblia, por lo que la Iglesia decidió fijarla en el solsticio de invierno, una fecha que ya era celebrada por los romanos como el nacimiento del Sol Invicto.
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El Sol Invicto era una deidad solar introducida en Roma por el emperador Heliogábalo en el siglo III d.C..
El culto se extendió por todo el Imperio Romano y se convirtió en una de las religiones más populares de esos tiempos.
El solsticio de invierno era una fecha importante para los romanos, porque marcaba el comienzo de la temporada de luz. En esta época, los días comenzaban a alargarse y los romanos celebraban el renacimiento del Sol.
- La coincidencia de las fechas. El solsticio de invierno se celebraba el 25 de diciembre, por lo que era una fecha natural para celebrar el nacimiento de Jesús.
- El simbolismo del Sol Invicto. El Sol Invicto era una deidad solar, y Jesús era considerado como la luz del mundo.
- La necesidad de atraer a los romanos al cristianismo. La Iglesia sabía que los romanos estaban familiarizados con la fiesta del Sol Invicto, y que la celebración de la Navidad en esta fecha facilitaría su conversión al cristianismo.
La Iglesia se apropió de la fiesta del Sol Invicto para celebrar la Navidad. Esta decisión se basó en varios factores, entre los que se incluyen:
La decisión de la Iglesia de fijar la Navidad en el solsticio de invierno fue un momento importante en la historia del cristianismo. Esta decisión ayudó a la Iglesia a atraer a los romanos al cristianismo, y a convertir la Navidad en una de las festividades más importantes de la religión cristiana.