El pueblo de Cabezón de la Sal, en Cantabria (España), ha pedido a los turistas que dejen de abrazar a sus secuoyas. Esta práctica, repetida por muchos visitantes, está poniendo en peligro la salud de estos árboles centenarios.
Las secuoyas de Cabezón de la Sal son un atractivo turístico cada vez más popular. El bosque, que ocupa un espacio de 2,5 hectáreas, fue declarado monumento natural en 2003.
Sin embargo, el exceso de visitantes está causando daños a los árboles. El abrazo de los turistas puede causarles heridas, además de favorecer la propagación de plagas y enfermedades.
Por ello, el Ayuntamiento de Cabezón de la Sal ha pedido a los turistas que dejen de abrazar a las secuoyas. La medida ha sido respaldada por la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos.
El Ayuntamiento está estudiando medidas para evitar que los turistas sigan abrazando a las secuoyas. Entre las opciones que se barajan se encuentran la instalación de carteles informativos, la limitación del número de visitantes o la aplicación de sanciones económicas.
¿Por qué abrazan los turistas a las secuoyas?
No hay una respuesta única a esta pregunta. Algunos turistas lo hacen por simple desconocimiento de los daños que pueden causar. Otros, por el contrario, lo hacen de forma consciente, creyendo que de esta manera están expresando su cariño por los árboles.
Sea cual sea la razón, el abrazo de los turistas a las secuoyas es una práctica que debe evitarse para proteger la salud de estos árboles centenarios.
