«El retrato de una dama»
Me llamo Katia López, mis allegados me llaman Kat, me gustaría que me ubicarán por ese nombre. Soy licenciada en trabajo social, una licenciatura que me ha brindado grandes satisfacciones.
Me invitaron a formar parte de este medio escribiendo una columna semanal. Me pareció una excelente idea, porque siempre he tenido la necesidad de expresar y compartir los pensamientos e inquietudes que me llenan, quizá pueda encontrar en este espacio la manera de apaciguar mis emociones y conectar mediante la escritura con otros amantes de las letras.
En esta ocasión, me gustaría platicar de la última novela que leí, «El retrato de una dama» del escritor Henry James. Más allá de una sinopsis, pretendo hacer un breve análisis de las cuestiones que aborda la novela, mismas que son interpretadas por lo vivido por el propio lector, no obstante, esa es la magia de la literatura, el poder reflejar en otro lo que alguna vez experimentamos, identificarnos en espíritu, en genio.
Isabel es una mujer que tiene un hambre voraz por la vida, el mundo, el conocimiento. Huye de cualquier compromiso porque lo asume como un lastre en contra de la libertad. Entiende que el amor solamente puede ser concebido en plena libertad, sin ningún referente social que lo limite, encasille, encierre.
Piensa que encontró una pareja que lo asume igual y se casa, sin embargo, las cosas cambian y termina envuelta en una situación tan convencional.
Creo que lo más triste de esta novela, es ver cómo se puede cortar las alas tan fácil a personas extraordinarias.
Las mujeres amamos con intensidad y nos entregamos en una necesidad desmedida, olvidamos que sobre todo, debemos hacer con nuestra propia vida una obra de arte.
Voy a concluir con una cita de la novela que considero debemos tener siempre presente, para encontrar lo extraordinario, aún en lo más cotidiano:
«Llamo a la gente rica cuando son capaces de satisfacer las necesidades de su imaginación.»
Por: Katia López