Un reciente estudio publicado en la revista International Association for Food Protection revela que los quesos y cremas artesanales vendidos en algunos tianguis de la Ciudad de México representan un riesgo significativo para la salud pública debido a la posible contaminación por heces de humanos o animales durante su producción o venta.
El estudio, llevado a cabo por un grupo de científicos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), se enfocó en evaluar la calidad microbiológica de estos productos, buscando la presencia de microorganismos fecales y patógenos. Durante dos años, se analizaron 96 productos, incluyendo 72 quesos frescos pasteurizados cortados al momento, 24 de tipo panela, 24 de canasto, 24 doble crema, y 24 «cremas de rancho» no pasteurizadas.
Los resultados del estudio son preocupantes, ya que se encontró que un alto porcentaje de muestras de queso y crema estaban contaminadas con cepas de bacterias asociadas a infecciones de vías urinarias. Específicamente, se identificaron cepas de estas bacterias en el 43 por ciento de las muestras de queso y en el 29 por ciento de las de crema.
La «crema de rancho» no pasteurizada, en particular, fue señalada como un riesgo adicional para la salud, ya que este proceso de conservación de alimentos permite disminuir los microorganismos patógenos sin afectar sus propiedades de sabor y consistencia, lo que podría facilitar la supervivencia de bacterias perjudiciales.
El estudio también se centró en documentar las prácticas de venta y las condiciones de higiene en los tianguis de la Ciudad de México donde se comercializan estos productos. Los investigadores del Cinvestav resaltaron la importancia de garantizar condiciones comerciales e higiénicas adecuadas para proteger la salud de los consumidores.
En resumen, este estudio arroja luz sobre los riesgos asociados a la compra y consumo de quesos y cremas artesanales en algunos tianguis de la Ciudad de México. Se recomienda a los consumidores ser conscientes de estos riesgos y tomar medidas para garantizar la seguridad alimentaria, como elegir productos de proveedores confiables y verificar las condiciones de higiene en el lugar de compra. Además, las autoridades sanitarias podrían considerar regulaciones más estrictas para garantizar la seguridad de estos productos en el mercado.
Por: Ingrid Castillo
