Movimiento Ciudadano no es un partido político, es un grupo de amigos que con la excusa de la política atiende negocios en un ambiente de fiesta. No se diferencia del actual PAN y PRI, ni tampoco de Morena. La estrategia de MC hasta ahora consiste en recoger basura y deshechos de otras formaciones para sumarlos a su empresa con objeto de ofrecer imagen de pujanza. Se antoja que las diferencias internas son estrategia para que medios de comunicación le dediquen tiempo y espacio. MC es un partido amorfo, indeterminado, confuso. Se proclama socialdemócrata pero carece de ideario. Juega con palabras y colores para aparentar originalidad exhibiendo el engaño. En unos Estados introduce la ideología de género, en otros adopta principios provida. Las propuestas no proceden de las necesidades de la sociedad sino del oportunismo. En realidad, el pragmatismo bajo apariencia de seriedad es la única nota destacable. Dante Delgado administra un partido a modo, proyecta espíritu democrático que siempre se rinde al muy democrático interés de su Presidente.
Con la pomposidad que caracteriza sus proclamas, MC informa en apego a la ley electoral que comunicará en diciembre el nombre de su candidato a la Presidencia. Se barajan nombres. Samuel García, gobernador de Monterrey, no sólo se propone sino que publicita su idoneidad, mostrando la gravedad de MC. García es un adolescente con ínfulas de adulto que en lugar de jugar con Lego desmonta un Estado, un individuo que demuestra una vez más que el tino electoral no es virtud de los regiomontanos. Pero lo relevante es que se ajusta perfectamente a MC, un jardín de infancia donde niños juegan a comportarse como adultos ante la atenta mirada de Miss Delgado o una feria de pueblo con su tiro al blanco, su carrusel de caballitos despintados y una noria desquiciada de su eje como metáfora del partido de Don Dante. También se comenta la posibilidad de que Marcelo Ebrard acepte la candidatura ante un Samuel García contrariado porque quizás su esposa se quede sin senaduría y su hijo sin diputación. El excanciller ha movido sus fichas con torpeza. Se ha alejado de Morena o ha sido apartado sin menoscabo del instituto. Ha perdido oportunidad de ocupar un puesto en el Congreso o Senado o en el Gabinete. Impulsa un movimiento que debe obtener el registro para ser partido pero que lo orilla ante el inminente tablero electoral. Resta la candidatura de MC sin opciones hacia el 2024 pero que le deparará otro tipo de ventajas. Si Ebrard acepta la candidatura de MC es porque se ha quedado sin nada como parece.
Todo indica que MC es un adorno cuyo propósito es hacerse con votos en detrimento del Frente Amplio. Las piezas del rompecabezas cobran sentido. Sin opción de competir, MC opera al servicio de Morena que garantiza superávit de la empresa. “Con el PRI ni a la esquina”, lema combativo que expresa el irreductible espíritu beligerante del partido.