RBG. La jueza que se volvió una celebridad

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Las jóvenes comenzaron a usar playeras con su imagen a manera de ícono de la cultura pop norteamericana. Además, se hicieron tazas, plumas, calcomanías, bolsos, distintivos y lo que pudiera estamparse con su rostro y sus iniciales.

No era una estrella de cine, ni cantante, no perteneció al mundo de la televisión ni de la música. Era abogada, su entorno era el mundo del derecho y el de las leyes. Entonces la pregunta obligada aquí sería ¿qué hizo para conectar con la juventud involucrada en el ámbito jurídico y rebasar esa frontera?

Ruth Bader Ginsburg nació un 15 de marzo de 1933 en Brooklyn, Nueva York. Estudió en la universidad de Cornell donde conoció a quien sería su marido, Martin Ginsburg. Ambos se matricularon para estudiar Derecho en Harvard, donde consiguió ser una de las nueve mujeres admitidas de entre 500 hombres, sin embargo, sus estudios se complicaron debido al cáncer de su esposo y al cuidado de su hija. Finalmente consiguió graduarse en la Universidad de Columbia a finales de los años 50.

Fue una alumna destacada. De las pocas mujeres egresadas de entre cientos de hombres, sólo que no conseguía trabajo, por su condición de ser mujer y por la situación de su segundo embarazo. Comenzó a enfrentar ese tipo de discriminación. Así que empezó a dar clases en la Universidad de Rutgers en donde tomó como eje estudiar los precedentes judiciales que acrecentaban la desigualdad entre hombres y mujeres.

Equilibraba su vida entre el activismo y la academia. Como litigante, aliada a una firma de abogados, decidió llevar el caso de un hombre que fue discriminado por una ley fiscal en razón de su género. Comenzó a llamar la atención por su defensa de los derechos humanos de las mujeres; por la igualdad de género; contra la discriminación y el racismo.

Y por supuesto, este relato fue llevado al cine con la película La voz de la igualdad (On the basis of sex, 2018) en la que una joven Ruth, protagonizada por Felicity Jones (Rogue One, 2016; La teoría del todo, 2014) se apasionaba por el derecho, conoce a su futuro esposo, entra a la universidad, es discriminada y comienza su lucha por la igualdad hasta volverse una destacada jurista, pero es justo en este último punto, en donde la película se olvida de esta batalla, y se ocupa más por recorrer los primeros pasos de su vida.

Justo en el mismo año de esta película, en el 2018, fue lanzado el largometraje documental La jueza (RBG) que parte del año 1993, cuando el entonces presidente norteamericano Bill Clinton la nomina para integrar la Corte Suprema de los Estados Unidos y se convierte en la segunda mujer en la historia en llegar a ese alto tribunal.

Desde esa trinchera, con una Corte llena de hombres, se volvió en la mujer disidente. Sus propuestas de sentencia eran en favor de las mujeres, de la igualdad, del reconocimiento de todas las personas. El documental relata sus sentencias, sus diferencias, sus propuestas. Con los testimonios de ella y las personas que la rodearon. Su vida íntima, personal y los aspectos profesionales que no habían sido conocidos hasta entonces.

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Sus resoluciones en contra de la pena de muerte, a favor del aborto, su lucha por los derechos de los homosexuales, le valieron ser reconocida por las personas jóvenes como un referente, y por el ala progresista del entorno jurídico. Hay un registro de la imagen creada como Notorious RBG, inspirada del nombre del rapero The Notorious B.I.G., que la ponían como una jueza convertida en celebridad.

Bader Ginsburg murió en septiembre de 2020, pero queda como un ícono de la cultura pop, quedan sus películas, sus libros y sobre todo sus precedentes judiciales que hasta la fecha, continúan inspirando a emitir criterios en favor de la igualdad de todas las personas.

Dijo Ginsburg “Lucha por las cosas que te importan, pero hazlo de una forma que lleve a que otros se te unan».

Nos leemos el jueves.

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