Azucena Uresti renunció al noticiero en Milenio tv el pasado viernes 19 de enero. Declaró que
la cancelación de su programa se debía a que es “tiempo de definiciones” dadas “las condiciones actuales”.
Un torrente de mensajes en redes sociales lamentó la renuncia de la periodista denunciando la presión de López Obrador hacia el grupo mediático para clausurar Azucena a las 10. Las especulaciones invocaron el autoritarismo, la dictadura, la intransigencia del Presidente de México hacia voces críticas dirigidas a su gestión.
Poco después del anuncio, el grupo Milenio publicó un comunicado en que aclaraba que la causa de la dimisión de la conductora es un nuevo contrato con una cadena de radio. Más tarde, el propio Andrés
Manuel solicitó a la comunicadora que explicara los motivos de su decisión puesto que él no
había tenido injerencia alguna.
De las palabras de Uresti se conjetura que ese “tiempo de definiciones” es reactivo a Milenio tv y que los administradores del grupo mediático optan por su característica indefinición que en realidad es apoyo al actual Ejecutivo. Cabe pensar que Milenio no pidió la renuncia de la periodista pero hizo todo lo posible para que renunciara.
Sobre el papel, no puede hablarse estrictamente de censura aunque haya sido un acto de censura. El comunicado de la televisora exculpa tácitamente a López Obrador quien a su vez denuncia la simulación de Azucena Uresti.
El Presidente de México en la actualidad no escapa a las acusaciones de acoso a periodistas y comunicadores disidentes de su administración. Las mañaneras se llenan de nombres y medios de comunicación a los que difama y calumnia, exhibe y expone, ventilando información que viola la obligada privacidad. Para López Obrador no hay límites porque el único límite es él mismo y sus intereses.
El itinerario político de Andrés Manuel es conocido: en la década de los setenta y ochenta, militando en el PRI, promovió marchas en defensa de la democracia. Esa lucha se mantuvo en los noventa ya en el PRD. Como Jefe de la Ciudad de México entre 2000 y 2005 se le notaron maneras contrarias a la libertad de expresión. Una vez en la silla presidencial a partir de 2018 ha manifestado cotidianamente su desprecio a la libertad de prensa.
Todo indica que López Obrador maniobró para que Uresti terminara por presentar su renuncia. Quizás no lo hizo directamente pero presionó por distintos medios para que la conductora decidiera dejar su espacio televisivo. Lo ha hecho con otros comunicadores con desigual suerte, a lo que se agrega su aprecio por la mentira en que cada afirmación se recibe con escepticismo creciente.
La carrera política de Andrés Manuel no es distinta a la de otros políticos hispanoamericanos: comienzan invocando a la democracia para luego volverse en contra de la democracia a la que deben su asalto al poder. No sorprender que el Presidente sea la causa de la renuncia de la periodista, tampoco su insistencia en deslindarse de la decisión de la comunicadora atribuyendo esa decisión a la empresa de televisión para la que trabajaba.
El grupo Milenio se dobla ante las exigencias presidenciales a cambio de previsible financiación.
Este lunes Azucena Uresti declaró en su cuenta de X que su programa fue cancelado a causa de la censura. López Obrador no aparece como responsable visible de la renuncia de Uresti, puesto que la responsabilidad fue asumida por el grupo Milenio. Pero es el responsable intelectual como lo ha sido en el caso de otros periodistas. Los ataques continuados del Presidente a la libertad de información se antojan inseparables de su autoritarismo antidemocrático contrario a las libertades recogidas en la constitución.