Las recientes fechas decembrinas me parece que son la excusa perfecta para hablar de una película navideña que se volvió memorable, generacional y que ha sido adaptada en diversas versiones para el cine y la televisión.
Cuenta la historia del señor Kriss Kringle. Un hombre anciano, pasado de peso, lentes, bonachón, con barba y cabello blanco. En el marco del Día de Acción de Gracias celebrado en Estados Unidos, el señor Kringle camina por las calles de Nueva York hasta llegar a la famosa juguetería Cole’s. Allí se encuentra a un tipo disfrazado de Santa Claus, pero en completo estado de ebriedad y diciendo vulgaridades a las personas. Kringle acude con la directora de eventos de la juguetería, Dorey Walker, para quejarse de este asunto y, al verlo, sorprendida del parecido con el verdadero Santa, le ofrece el trabajo a lo que él accede con mucho gusto.
La popularidad del nuevo Santa Claus de la juguetería Cole’s es inmediata. Los niños comienzan a visitarlo, a pedirle cosas. De pronto se le ve utilizando lenguaje de señas para hablar con una niña sorda. Susan, la hija de Dorey, comienza a sospechar que es el verdadero, aunque en principio su propia madre le dijo que Santa no existe.
En un acto de competencia desleal, la juguetería rival llamada Shopper Express, contrata al tipo ebrio que se vestía de Santa Claus para provocar al señor Kringle, lo molesta en la calle y finge ser golpeado con su bastón, por lo que es detenido por la policía y encerrado por agresión. El único argumento que utiliza a su favor el señor Kringle es que él es el verdadero Santa Claus.
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Brian Bredford, un exitoso abogado y novio, por cierto, de la directora Walker decidirá representarlo legalmente, y mientras la fiscalía basará su acusación contra Kringle por agresión y por enfermedad mental, Brian deberá demostrar ante un tribunal norteamericano no sólo que Santa existe, sino que Kriss Kringle es el verdadero.
Se trata de Milagro en la calle 34, una película de 1994 dirigida por Les Mayfield (Flubber, el invento del siglo, 1997), escrita por John Hughes (Mi pobre angelito, 1990) y con las actuaciones de la niña Mara Wilson (Matilda, 1996) y el fallecido actor Richard Attenborough (Parque Jurásico, 1993), un film que tiene su versión original en 1947 con De ilusión también se vive, dirigida por George Seaton.
En esta historia, un juez deberá resolver un caso sobre ciencia y lógica, sobre mitología, salud mental y fe colectiva, temas que han sido llevados a juicio ante las cortes norteamericanas y al cine, pues bien podría ir en la línea de películas como Heredarás el viento (1960) o El Exorcismo de Emily Rose (2005); en este caso ¿se podrá probar la existencia de Santa Claus a través del derecho? Milagro en la calle 34 está disponible en plataformas.
Nos leemos el jueves.
Por @odballeza
