Pahuatlán, Puebla – Las comunidades de Ahuacatitla y Xochimilco, en el municipio de Pahuatlán, Puebla, se encuentran aisladas desde hace cinco días a causa de los deslaves y daños provocados por las lluvias intensas de los huracanes Priscilla y Raymond. Los pobladores reportan escasez crítica de agua potable, alimentos y la ausencia de energía eléctrica.
Los habitantes denuncian que los puentes aéreos informados por la presidenta Claudia Sheinbaum para comunidades pequeñas no han llegado a estas localidades enclavadas en la Sierra Norte.
Desaparición de caminos y desabasto
El jueves 9 de octubre, los pobladores de Ahuacatitla descubrieron que los tres caminos que conectaban su comunidad con el exterior —incluida la cabecera municipal, Pahuatlán del Valle— habían desaparecido bajo toneladas de lodo, rocas y árboles caídos.

- Ahuacatitla (78 familias, ~200 personas): El ayudante del juez de paz, Javier Hidalgo Reyes, informó que los manantiales que abastecían de agua se perdieron. Los habitantes ahora hierven agua de lluvia o recurren a escurrimientos para beber y usar en el día a día, sobreviviendo con las reservas de alimentos enlatados.
- Xochimilco (~50 habitantes): La situación es más grave. El juez de paz, Enrique Aparicio Mateo, señala que la mitad de la población perdió sus casas por la crecida del Arroyo Aguas Negras. Carecen de agua, alimentos y ropa para protegerse del frío.
Para comunicarse con el exterior, los pobladores deben caminar más de 40 minutos hasta encontrar señal telefónica.
Clamor de seguridad
Ante la falta de ayuda federal o estatal, los habitantes de Ahuacatitla se han organizado con palas y carretillas para remover los escombros y crear veredas transitables a pie.
Hidalgo Reyes denunció la preocupación por actos de rapiña en los caminos inestables y solicitó al gobierno (los tres niveles) el envío de seguridad, ya sea de la Marina o el Ejército Mexicano, para proteger la ayuda y los víveres que logran conseguir tras intensas caminatas.
También hizo un llamado urgente a la CFE para restablecer la energía, pero con cautela para evitar cortocircuitos por postes caídos y cableado enredado.
A pesar de la desolación, los habitantes de ambas comunidades celebran no haber registrado pérdidas de vidas humanas gracias a que lograron desalojar a tiempo las viviendas más vulnerables.