Ginebra, Suiza – La Organización Mundial de la Salud (OMS) y diversas comunidades científicas se han pronunciado en contra de la supuesta relación entre el consumo de paracetamol durante el embarazo y el autismo, negando que exista evidencia científica sólida para respaldar dicha afirmación.
La declaración surge después de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aconsejara limitar el uso de paracetamol en mujeres embarazadas y recién nacidos, alegando una conexión directa con el autismo. Sin embargo, el portavoz de la OMS, Tarik Jasarevic, explicó que «ha habido algunos estudios observacionales que han sugerido una posible asociación…, pero la evidencia sigue siendo inconsistente».
Expertos y organizaciones como el Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos también han calificado el paracetamol como seguro, señalando que los riesgos de no tratar enfermedades durante el embarazo son mucho mayores que cualquier riesgo teórico.
Estudios científicos refutan la correlación
Un estudio clave, publicado en la Revista de la Asociación Médica Estadounidense (JAMA), analizó datos de 2.4 millones de nacimientos y concluyó que el uso de paracetamol durante el embarazo «no se asoció con el riesgo de autismo, TDAH o discapacidad intelectual de los niños en los análisis de control de hermanos».
Científicos de la plataforma Centro de Ciencia para los Medios (SMC) y la profesora Monique Botha de la Universidad de Durham, entre otros, han coincidido en que la evidencia más sólida no respalda una relación causal. La Fundación Científica para el Autismo también ha negado el vínculo, reforzando la postura de que el autismo tiene un origen multifactorial, incluyendo factores genéticos y ambientales.
En conclusión, la comunidad médica y científica reafirma que no existen pruebas sólidas para vincular el consumo de paracetamol durante el embarazo con el autismo, y que el medicamento sigue siendo una opción segura y eficaz para tratar el dolor y la fiebre en mujeres embarazadas.