
Ciudad de México – A partir de agosto, los productos mexicanos que ingresen a Estados Unidos pagarán un arancel efectivo promedio de 5 %, según estimaciones del área de estudios económicos de Banamex. Esta alza marca un nuevo golpe económico derivado de la política comercial endurecida del presidente Donald Trump, que aumenta los aranceles de 25 % a 30 % para bienes que no cumplen con las reglas del T-MEC.
Este aumento, aunque aparentemente pequeño, afectará a más de dos tercios de las exportaciones mexicanas, de acuerdo con el análisis firmado por los economistas Rodolfo Ostolaza y Paulina Anciola.
Autopartes, acero y aluminio: los sectores más castigados
Según el desglose del reporte, las exportaciones de autopartes con bajo contenido regional serán castigadas con un arancel de hasta 15 %, mientras que el acero y aluminio podrían enfrentar tasas del 50 % si no cumplen con los requisitos del acuerdo trilateral.
El documento señala que 28.6 % de las exportaciones mexicanas no cumplen con las reglas de origen del T-MEC y por tanto, quedarán sujetas al nuevo arancel del 30 %. Solo el 39.2 % de los productos mantendrán trato preferencial, mientras que el 67.8 % estarán obligados a pagar algún tipo de arancel.
México, en la mira: el T-MEC ya no es escudo suficiente
La presión comercial aumenta mientras México se convierte en blanco de una estrategia proteccionista que ignora los compromisos del T-MEC. Aunque el tratado aún proporciona beneficios, ya no basta para frenar la embestida arancelaria, pues el promedio ponderado para México subirá de 11.9 % a 13.7 % en términos globales.
En comparación con otros socios comerciales, la tasa promedio es ahora una de las más agresivas: solo por debajo de Brasil (35.7 %) y China (27.2 %), aunque con una tasa efectiva menor debido a las exenciones del T-MEC.
Alerta económica: el golpe es silencioso, pero profundo
El reporte advierte que lo más importante es el “arancel efectivamente pagado”, es decir, lo que realmente impacta al comercio. Para México, el brinco de 4.3 % en mayo a 5 % en agosto representa una presión directa sobre los costos de exportación que eventualmente puede trasladarse al consumidor y debilitar la competitividad del país.
Mientras tanto, la administración mexicana se mantiene sin una estrategia clara de contención frente a las medidas de Washington, en un contexto donde se aproxima la revisión del T-MEC en 2026.
