
Guayaquil, Ecuador, 12 de julio de 2025.– El cerco se cerró y José Adolfo Macías Villamar, alias “Fito”, no tuvo más opción que rendirse. El líder de Los Choneros, la banda criminal más temida y sanguinaria de Ecuador, aceptó este viernes ser extraditado a Estados Unidos, donde es requerido por cargos federales de narcotráfico y conspiración internacional para distribuir cocaína.
Durante una audiencia en la Corte Nacional de Justicia, realizada de forma remota desde la cárcel de máxima seguridad La Roca, en Guayaquil, el temido capo dijo un escueto pero rotundo: “Sí, acepto”, cuando el juez José Suing le preguntó si consentía la solicitud del Gobierno estadounidense. Con ello, el criminal más buscado del país andino confirma que prefiere enfrentar la justicia en EE.UU. antes que permanecer tras las rejas en su propio país, donde enfrenta una condena de 34 años por múltiples delitos, entre ellos homicidio, narcotráfico y delincuencia organizada.
El proceso de extradición ahora pasa al despacho del presidente Daniel Noboa, quien ya ha dado señales contundentes: “Si fuera por mí, Fito estaría mañana mismo trepado en el avión rumbo a Estados Unidos”, aseguró el ministro del Interior, John Reimberg. Y añadió con firmeza: “La extradición no es una concesión, es una consecuencia. En Ecuador, el narco ya no se siente intocable”.
El acuerdo de extradición ocurre tras la recaptura de Fito el pasado 25 de junio, en un operativo militar de alto impacto en Montecristi, tras haber estado prófugo desde enero. Su fuga de una cárcel de Guayaquil fue el detonante de una crisis de seguridad nacional y el pretexto para que Noboa declarara una guerra total contra el crimen organizado.
En Estados Unidos, Fito enfrenta siete cargos federales, incluyendo tráfico de cocaína a gran escala, uso de armas de fuego y contrabando desde EE.UU., en colaboración con el Cártel de Sinaloa. La acusación de las autoridades estadounidenses detalla una red binacional de narcotráfico y violencia, que utilizaba las costas ecuatorianas como ruta clave hacia México y Estados Unidos.
Mientras tanto, su defensa en EE.UU., liderada por el abogado Alexei Schacht, asegura que están “trabajando arduamente para obtener el mejor resultado posible”. Pero la suerte de Fito parece echada.
Ahora, con su extradición en marcha, el narco que construyó un imperio desde las cárceles ecuatorianas podría convertirse en la próxima ficha que las autoridades estadounidenses usen para desmantelar la narcopolítica regional. La pregunta es si, como Ovidio Guzmán, Fito también comenzará a hablar… y a delatar.