Grecia cierra el sitio arqueológico ante temperatura extrema de hasta 42 °C, ante riesgo para turistas y patrimonio las autoridades prohibieron, además, los trabajos en exteriores en algunas regiones
Atenas se detuvo este martes ante el avance implacable del calor. Las autoridades griegas ordenaron el cierre de la Acrópolis, el sitio arqueológico más visitado del país, debido a temperaturas extremas que han superado los 40 grados Celsius en diversas regiones.
El cierre, que podría extenderse durante los próximos días, tiene como prioridad proteger la salud de los visitantes y del personal que trabaja en este monumento, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO. La medida busca también evitar daños adicionales en las estructuras milenarias del recinto, que ya enfrentan presiones por el clima, la contaminación y la erosión.

La Acrópolis, que el año pasado recibió 4.5 millones de turistas, no es ajena a interrupciones por causas climáticas. En los veranos de 2023 y 2024, también se cerró temporalmente debido a las altas temperaturas. Además de representar un riesgo para las personas, el calor extremo provoca la dilatación y agrietamiento del mármol, una amenaza constante para sus estructuras históricas.
El Servicio Meteorológico Nacional ha advertido que algunas zonas del norte y centro del país podrían alcanzar hasta 42 °C. Aunque este tipo de olas de calor —conocidas localmente como «canícula»— no son inusuales en Grecia, su frecuencia e intensidad han aumentado, obligando al gobierno a tomar precauciones adicionales.

Entre las nuevas disposiciones se incluye la apertura de espacios públicos climatizados para la población, así como la prohibición del trabajo al aire libre entre el mediodía y las cinco de la tarde. Los sectores de la construcción y la agricultura son los más afectados por esta restricción.
La Defensa Civil, por su parte, ha emitido alertas por alto riesgo de incendios en varias regiones, incluida el Ática, el Peloponeso y zonas del centro del país, donde el calor se combina con vientos fuertes y prolongadas sequías.
Expertos en clima han señalado que estos eventos extremos se han vuelto más frecuentes y agresivos como consecuencia del cambio climático, un fenómeno que sigue poniendo en jaque no sólo a la vida cotidiana en muchas partes del mundo, sino también al patrimonio cultural e histórico de la humanidad.