El 8 de marzo se conmemorará el día internacional de la mujer, en torno a ello hay reflexiones en el mundo entero porque los temas profundos y sensibles, van desde las viudas de guerra en Ucrania hasta los feminicidios en México pasando por los derechos humanos que se defienden en las niñas y jóvenes que se encuentran rehenes de los fundamentalistas árabes.
Pareciera que el arribo al poder de las mujeres no ha sido suficiente para equilibrar la balanza
de igualdad de género y erradicar la violencia de la cual son víctimas. Incluso las agendas
globales y locales así como sus principales agentes de cambio ven con preocupación que, aún
cuando ha habido avances significativos en algunos países, estos no se dan en la misma
dimensión para todas. Si bien es cierto que las estructuras de gobierno convocan en el
discurso a la acción también es una realidad que gran parte de esas convocatorias se quedan
solamente en el ornamento oficial porque nos falta bastante para alcanzar no solamente una
igualdad e inclusión real sino para atender los temas de violencia de género en sus distintas
vertientes. Una de las actividades centrales es el 30 aniversario de la Declaración de Beijing
considerado por la propia ONU Mujeres como “un documento clave en el avance de la
igualdad de género que ha conseguido mucho desde su adopción en campos como la
protección jurídica, el acceso a servicios, la participación de las mujeres y los cambios en
normas sociales, ideas y estereotipos enquistados en el pasado”. El tema de este año “Para
TODAS las mujeres y niñas: Derechos. Igualdad. Empoderamiento” tiene varias
implicaciones que la ONU expone: “El tema de este año reivindica ampliar la igualdad de
derechos, el poder y las oportunidades para todas, con un futuro feminista en el que no se
deje a nadie atrás. El empoderamiento de la próxima generación es el núcleo de esta idea, ya
que la juventud, en especial las mujeres jóvenes y las niñas adolescentes, serán las
protagonistas de cambios duraderos en el futuro”.
La lucha que las mujeres y niñas enfrentan en contextos de violencia es más común
de lo que podemos creer y en países como en México, las cifras demuestran que no basta con
una política de paridad sino que es urgente la instrumentación de instituciones específicas.
En este sentido hay que darle una importancia fundamental a la creación de una Fiscalía
Federal para los feminicidios y delitos en contra de las mujeres y niñas de México en sus
modalidades y tipificaciones. Es importante impulsar programas de certificación de
competencias para mujeres que tienen habilidades y que no pudieron acceder a un título
universitario así como modificaciones a las leyes para imponer penas más severas a los
criminales que causan daño a las niñas y mujeres. En este país hace falta que los criminales
sepan que, si violentan a una mujer, la matan o discriminan, no habrá impunidad. Sólo la ley
y las instituciones pueden completar la enorme tarea de las activistas y de instituciones como
la ONU Mujeres que convocan a esta importante conmemoración.
