En Cuba, la lucha contra la pandemia de COVID-19 ha alcanzado notables logros, evidenciados por la ausencia de muertes registradas por esta enfermedad en el último año y medio. Este resultado se atribuye a las acciones implementadas a pesar del bloqueo económico, destacando el desarrollo de vacunas cuya eficacia contra el virus SARS-CoV-2 ha sido demostrada, incluso ante las nuevas variantes clasificadas como preocupantes por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La experiencia única de los científicos cubanos en el desarrollo de Abdala, su primer biológico, se distingue por coincidir con las diferentes etapas del ensayo clínico durante la circulación de las variantes beta, delta y ómicron. En cada fase, se ha comprobado la capacidad del producto para neutralizar estas variantes, según explicó Gerardo Guillén, director de Investigación Biomédica del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba.
Durante su participación en el Congreso Nacional e Internacional de Ciencias Farmacéuticas en México, Guillén y Miladys Limonta, directora de Desarrollo de Negocios del CIGB, destacaron la eficacia de Abdala y abordaron los cuestionamientos surgidos en las últimas semanas, ya que es el único biológico disponible en México para la actual temporada de invierno.
En respuesta a preocupaciones sobre la caducidad de la vacuna, Limonta explicó que los lotes mantienen condiciones de estabilidad y calidad para contrarrestar la infección por el coronavirus, incluso después de la fecha de vencimiento indicada en los frascos. Se han realizado pruebas periódicas que confirman que la vacuna conserva su pureza y propiedades biológicas hasta dos años desde la fecha de producción.
Aunque la vacuna aún no ha sido certificada por la OMS, Limonta aclaró que el proceso está pendiente, no rechazado. El retraso se debe a la complejidad del proceso de certificación, que incluye la validación de instalaciones, tecnología y pruebas de producción, así como estudios de comparabilidad con vacunas fabricadas previamente.
Guillén subrayó que la plataforma tecnológica utilizada tiene una trayectoria de 30 años, respaldada por la producción exitosa de la vacuna contra la hepatitis B en más de 50 países. Abdala, además, no requiere condiciones especiales de refrigeración, conservándose entre 2 y 8 grados centígrados, lo que facilita su distribución en países con recursos limitados.
En México, la vacuna Abdala cuenta con autorización de uso de emergencia para personas de 5 años en adelante, contribuyendo así a la ampliación de opciones en la lucha contra el COVID-19.
Ingrid Castillo
