A falta de poco, en España ya se asoma un gobierno

Fecha:


Análisis Política Internacional – Jerónimo Pineda Jaimes


Tres meses después de que tuvieran lugar las Elecciones Generales en España, la posibilidad de la formación de un gobierno por fin parece estarse asomando en dicho país, en manos del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). De las ya lejanas votaciones del 23 de julio a la fecha, han sucedido varios acontecimientos que vale la pena recordar antes de que llegue la próxima semana, que apunta a ser decisiva en ese sentido. Desde la victoria inicial en las urnas del derechista Partido Popular (PP), hasta las recientes negociaciones entre el PSOE y los partidos independentistas catalanes, que parecen abrir las puertas para que la formación de centroizquierda repita dentro del Ejecutivo. Los especialistas dicen que todo estará amarrado en los próximos días y que Pedro Sánchez, líder del PSOE, será investido nuevamente como presidente del gobierno la próxima semana. Sin embargo, esto no puede darse por sentado aún hasta que no se disipen algunas dudas surgidas en los últimos días. A continuación, un recuento de todo lo sucedido desde las elecciones hasta el cierre de esta semana, en cinco puntos clave. 

1. Gana la derecha, pero sin la diferencia necesaria

El Partido Popular se alzó como el ganador de los comicios de julio con el 33% de los votos, un porcentaje que se tradujo en un total de 136 escaños para la formación liderada por Alberto Nuñez Feijoó. En un Congreso de 350 diputados, el número requerido de escaños para poder gobernar en solitario es de 176, por lo que, a pesar de la victoria, el PP tuvo que salir en búsqueda de aliados que le pudieran brindar los 40 apoyos faltantes. La extrema derecha se apuntó y Vox, con quien el PP ya había hecho pactos similares en gobiernos locales, ofreció sus 33 escaños obtenidos. Sin embargo, al ganar a un aliado, perdió a muchos otros que poco querían tener que ver con algo en donde Vox estuviera involucrado. Esto hizo que Feijoó apenas pudiera hacerse con un par de apoyos más, de partidos regionales, y sus intentos de ser investido presidente a finales de septiembre fracasaron al conseguir solo 172 votos, con el resto del Congreso en contra y quedando a 4 síes de lograrlo. Con esto, la oportunidad de alcanzar la mayoría necesaria para formar gobierno pasaba a otros partidos. Y si esas otras formaciones tampoco eran capaces de conseguirlo, el juego se reiniciaría por completo con una repetición electoral.

2. La llave del gobierno español la tienen los partidos independentistas 

Tras la investidura fallida del PP, llegaba el turno de intentarlo para el PSOE, actual partido gobernante y segundo lugar en las elecciones de julio, con el 31.7% de los votos, traducidos en 122 escaños. Pedro Sánchez, su líder y todavía presidente en funciones, obtuvo el aval protocolario del Rey Felipe VI para intentar conformar un gobierno de coalición bajo su mando. Los 122 escaños del PSOE se vieron reforzados rápidamente por los 31 escaños conseguidos por Sumar, una especie de frente amplio progresista que se oficializó como formación política poco antes de las elecciones y que logró reunir a más de 15 partidos de izquierda bajo una sola bandera. Su líder y actual Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, siempre se había mostrado cercana a Sánchez, lo que invitaba a dar por hecho, desde el inicio, que la causa del PSOE elevaría sus apoyos a 153, aunque todavía quedaban lejos de los 176 necesarios. Esos 23 respaldos faltantes tenían que buscarse en otras asociaciones, principalmente en los partidos independentistas catalanes, ERC (7 escaños) y Junts (7 escaños), y vascos, Bildu (6 escaños) y PNV (5 escaños). Otros partidos regionales de menor proporción, como BNG, UPN y Coalición Canaria, obtuvieron un asiento en el Congreso cada uno. 

3. Amnistía o repetición electoral

Conseguir los apoyos de los partidos vascos, Bildu (6 escaños) y PNV (5 escaños), no representó una complicación mayor para Sánchez, que había estrechado lazos con ambas formaciones al final de la legislatura anterior. Por otro lado, convencer a los partidos independentistas catalanes sí representó una tarea mayor para el PSOE. Desde la misma noche electoral, Junts avisó que no harían presidente a Sánchez “a cambio de nada”, cuando se supo que sus votos podrían ser claves para el desbloqueo del gobierno. El precio a pagar por su apoyo sería que el gobierno entrante garantizara una Ley de Amnistía para absolver de los cargos a todos aquellos políticos catalanes involucrados en el proceso separatista de Cataluña, que culminó con el referéndum y la declaración unilateral de independencia del 1 de octubre de 2017. Entre ellos, Carles Puigdemont, líder independentista que maneja los hilos de Junts desde Bruselas, donde se encuentra exiliado desde la fecha. También, tanto ERC como Junts, ambos partidarios del separatismo, pidieron el compromiso de que durante la legislatura entrante, se dieran pasos importantes para allanar el camino hacia un nuevo referéndum de independencia, pero ahora hacia uno avalado por el estado español. 

4. Negociaciones y el acuerdo con ERC

Desde el primer momento, el PSOE desestimó la posibilidad de permitir un referéndum de independencia para Cataluña en los próximos años. Sin embargo, la idea de conceder el perdón del estado a los líderes independentistas a cambio de la presidencia empezó a sonar como algo deseable para Sánchez. Con Esquerra Republicana (ERC), actual partido gobernante en Cataluña, el PSOE ya estrechó manos este jueves y consiguió apuntarse sus 7 votos a su favor. Esto a cambio no solo de prometer la proposición de la Ley de Amnistía ya mencionada, sino también de otras medidas como la condonación de una deuda de 15 mil millones de euros a Cataluña y el traspaso de una importante red ferroviaria, que ahora pasará a ser administrada por el parlamento catalán y no desde el Ministerio de Transportes, con sede en Madrid. Una victoria importante para las instituciones catalanas, que ganan cada vez más autonomía en el manejo de ciertos sectores, como el del transporte en este caso, y al mismo tiempo se consigue apaciguar aquello de “España nos roba”, logrando una importante condonación de deuda. 

5. Junts, la última pieza del rompecabezas

El mismo jueves en que el PSOE cerraba el acuerdo de investidura con ERC, una delegación del partido viajó a Bruselas para encontrarse con Puigdemont y colocar la última pieza del rompecabezas: el sí de Junts para convertir a Sánchez en presidente del Gobierno durante la próxima semana. El hecho de que altos cargos del PSOE se dejaran ver públciamente negociando con un político perseguido por la justicia española, alimentó la idea de que ya todo estaba hecho entre ambos partidos. Se creía que el PSOE no iba a dar un paso tan arriesgado si no tenía todo amarrado. Sin embargo, las negociaciones del jueves terminaron sin un acuerdo y este viernes, Puigdemont no hizo más que darle largas a Sánchez, lo que todavía mantiene todo en el aire. Los que saben de la materia consideran que es cuestión de tiempo para que Junts dé el sí y se conforme con lo mismo que ERC para garantizar el apoyo, pero también es posible que Puigdemont esté estirando la cuerda lo más que pueda, en búsqueda del más mínimo preacuerdo sobre un referéndum de independencia en el futuro. Al final de todo, ese es el objetivo definitivo que no sale de la mira de ambos partidos catalanes. Los próximos días serán de mucho movimiento en la política española. El PSOE quiere que Sánchez sea investido entre el 8 y 9 de noviembre, por lo que él y su partido corren a contrarreloj para lograr el respaldo de Junts. De no conseguirlo, el juego se reiniciará por completo y habría nuevas Elecciones Generales en los próximos meses.

spot_img

Compartir noticia:

spot_img

Lo más visto